🖤 SUMI ZURUMI 🖤
—Hola mamá, ya estamos en casa.
Anuncie cuando llegamos a casa, las 3 entramos por la puerta principal. Mientras Yuki cerraba la puerta vimos a nuestra madre Hyuna venir desde la cocina para darnos la bienvenida, como todos los días.
—¡Niñas, bienvenidas a casa!
Una cálida sonrisa invadía su rostro mientras se acercaba para darnos un abrazo y un tierno beso en nuestra frente. Primero saludo a mis hermanas, y cuando fue mi turno enseguida sentí la presión de los pechos de mamá contra los míos en el momento que me abrazo con fuerza. Después me dejo un beso en la frente y se separó de mí.
Mi madre Hyuna era una mujer de estatura media, unos 1,66 mts. Y a pesar de sus 42 años de edad, parecía más joven de lo que era, con una actitud tierna y cariñosa, era una de esas madres amorosas y dulces que nunca las veías molesta y trataba de cumplirte todos tus caprichos. Con cabello largo y de color gris azulado, y con un cuerpo que atraería la mirada de cualquier hombre y mujer, pechos de gran tamaño y una cintura delgada seguida de unas buenas caderas.
Hyuna era una humana normal y madre de sangre de mi hermana Giselle. Se podía decir que era una madrastra tanto mía como de Yuki, pero como nuestras 3 madres vivían juntas la llamábamos madre a pesar de que no nos una un lazo sanguíneo.
—¿Cómo les fue en la escuela? —nos preguntó con una tierna sonrisa en sus ojos.
—Bien, aunque estamos un poco cansadas. Iremos a nuestra habitación a cambiarnos y descansar. —respondió Yuki rápidamente mientras las 3 subíamos por las escaleras hasta el segundo piso.
—Oh, está bien. Pero no se duerman ¿de acuerdo? Quiero que me ayuden a preparar la cena luego. —contesto nuestra madre.
—Está bien. —le respondí mientras llegábamos al segundo piso de la casa.
Caminamos por el pasillo hasta la puerta del fondo a la derecha, que era donde se encontraba nuestra habitación. Las tres compartíamos la misma habitación desde que tenemos memoria, al principio era algo molesto y le pedíamos cada tanto a nuestras madres que nos dieran una habitación para cada una. Hasta que Yuki y yo despertamos nuestro instinto succubo y desde ese momento amábamos compartir la habitación y la cama con Giselle, pero claro ninguna de nuestras madres sabía que las tres dormíamos juntas y nos quedábamos hasta varias horas tarde despiertas.
Una vez que entramos en la habitación nos quitamos la mochila y la dejamos a un costado. Con Yuki teníamos un objetivo claro y no dudamos ni un segundo. Nos acercamos a Giselle y la tomamos de ambos brazos para llevarla a su cama, que era la que estaba en el medio de las tres camas ubicadas a un lado de la pared.
—Bueno, Nee-san~ ahora te daremos tu regalo de disculpas~ —le dije a mi hermana.
—P-pero mamá Hyuna estaba abajo... N-nos escuchará si hacemos eso...
—Entonces te recomiendo que no hagas mucho ruido~ —sentencio Yuki y las dos de inmediato comenzamos a besar a nuestra hermana.
Nuestros cuerpos comenzaron a emitir un pequeño brillo y rápidamente aparecieron nuestros cuernos, cola, garras y colmillos de succubo. Ahora que estábamos en casa no había motivo por el cual ocultar nuestra verdadera forma, y al relajarnos aquellas partes de succubo aparecían por si solas. Las únicas partes que no aparecieron fueron nuestras alas, que estás solo aparecían cuando perdíamos completamente el control y estábamos en un punto de máximo placer o lujuria. La otra parte que no aparecio era nuestro miembro de demonio, que esta era una parte que tampoco podíamos controlar a voluntad. Y solía aparecer en el momento indicado o cuando perdíamos el control. Aunque a veces no aparecian, ya que estaba completamente satisfecho.
Con Yuki estábamos besando cada lado del cuello de Giselle, nuestras faldas se levantaron levemente por la parte de atrás dejando salir nuestras colas de succubos. Estas se dirigieron a nuestra hermana y con la punta comenzaron a acariciarla en lugares exactos de su cuerpo. Mientras la besábamos íbamos desabrochándole la camisa y no tardamos mucho en quitársela para ver esos grandes y redondos pechos.
—Mmmm~ Nee-san~ tus pechos son muy grandes —le dije con un tono travieso mientras me relamía los labios.
—Creo que sus chicas están pidiendo que las atendamos~ —añadió Yuki y ambas nos guiñamos el ojo antes de acercarnos a sus pechos.
Entre las dos le bajamos el sostén a nuestra hermana, cada una tomo un pecho con su boca y comenzó a lamerlo y chuparlo. Comenzamos con besos leves y suaves, pero no tardamos en ejercer más presión y fuerza contra ella, y Giselle termino cayendo sobre la cama con las cabezas de ambas sobre sus pechos.
—Aaahhh...~ Chicas... no tan...~
Giselle comenzaba a jadear cada vez más y nosotras nos comenzamos a excitar más y más. Los pechos de Giselle eran una zona íntima que no se mostraba a los demás, y nuestras madres no podían ver, por lo tanto, era una zona libre para dejarle marcas personales. Por los jadeos de dolor y placer que salían de la boca de Giselle comprendí que Yuki también había clavado sus colmillos en esa zona de su cuerpo, así como yo lo hice. Ambas le dimos una mordida sobre esos pechos y luego succionamos con fuerza en los puntos donde le habíamos clavado nuestros colmillos.
Una marca notoria junto a una mordida se habían quedado sobre ambos pechos de Giselle. Mientras disfrutábamos de sus senos no nos quedamos quietas y juntas le quitamos la falda y la ropa interior dejándola desnuda debajo de nosotras.
Mi mano se movió rápido y mis dedos chocaron con los de Yuki cuando estaban encima de la intimidad de Giselle. Nos sincronizamos de inmediato y ambas comenzamos a frotar y acariciar la húmeda vagina de nuestra hermana.
—Aaahhggg~ Aaahhh!~
Los gemidos de nuestra hermana comenzaron a aumentar y mi cola se acercó a sus labios para hacerle un gesto de que debía estar callada.
—Shhhh, te dijimos que no hagas ruido~
Le dije en un tono travieso y mi cola de succubo comenzó a meterse en la boca de Giselle para callarla. Ahora fui yo la que soltó unos jadeos cuando Giselle comenzó a chupar y lamer la punta de mi cola. Yuki ya se había quitado su camisa y yo no tarde en hacer lo mismo.
Los dos continuamos chupando los pechos de Giselle mientras frotábamos su vagina, y no tardamos mucho en comenzar a masturbarla con dos dedos cada una. Nuestra hermana comenzó a jadear más fuerte, y lo note, ya que su boca continuo chupando mi cola con más intensidad.
Mi vagina comenzó a humedecerse más por la excitación, levante una de mis piernas y aproveche que tenía pegado el muslo de Giselle para atraparlo con mis piernas. Debido a la excitación mis caderas comenzaron a moverse y mi vagina se frotaba contra el muslo de mi hermana. La cama comenzó a rechinar un poco más, estaba segura segur que Yuki había tenido la misma idea que yo y también estaba frotándose contra el otro muslo de nuestra hermana.
Las tres estuvimos unos minutos en esa pose, ambas chupábamos los pechos de Giselle, la masturbábamos con 4 dedos metiéndose dentro de ella, y nos frotábamos contra sus muslos mientras ella jadeaba y gemía de placer con mi cola dentro de su boca. Cuando sentí la fuerte mordida de Gise en mi cola entendí que había llegado a su orgasmo. Unos segundos después mis dedos se sintieron más húmedos y cuando los sacamos de su vagina varios fluidos comenzaron a salir de la intimidad de Giselle.
Nos separamos de ella y vimos como Giselle jadeaba y respiraba con fuerza. Nos miramos con Yuki y sonreímos, fue una sonrisa traviesa y maliciosa, esto recién había comenzado para nosotras. Nos agachamos un poco más y ambas llevamos nuestra boca a la vagina de Giselle para lamer y saborear los fluidos y el orgasmo que recién había tenido.
—Aaahhggg!~ Chicas~ estoy sensible... esper-... Aahhhh!~
Con Yuki no pudimos controlarnos y continuamos saboreando y succionando el dulce y sabroso orgasmo de Giselle. Ella trataba de apartarnos de su intimidad, jalando de nuestro cabello y cuernos, pero le era imposible. Nosotras lamíamos y chupábamos su vagina hasta que la dejamos seca de sus fluidos.
Cuando nos separamos con Yuki nos quitamos la falda y la ropa interior, no supimos cuando pero nuestros miembros ya habían aparecido en nuestra intimidad. Ahora que estaban erectos y duros nos acercamos a Giselle y ella nos observó con una mirada de lujuria total.
—Ahora es tu turno de usar tu boca~ —le dije con un sonrojo travieso en mi rostro.
—Vamos Nee-chan~ esto te va a encantar~ —le dijo Yuki mientras ambas nos acercábamos a ella.
Nos subimos a la cama y nos arrodillamos frente a Giselle, apuntando nuestros miembros a su rostro. Ella extendió sus brazos y tomo cada uno con una mano, en ese instante una voz familiar interrumpió el lindo momento que estábamos pasando entre hermanas.
—¡¡Giselle, cariño!! ¿Puedes bajar a ayudarme con algo?
Esa era la voz de mamá Hyuna, que había gritado desde el piso de abajo llamando a Giselle. Nuestra hermana no respondió al llamado, ya que tenía la boca ocupada. Había comenzado a chupársela a Yuki mientras masturbaba con su otra mano mi miembro.
—Gise-nee, mamá te está llamando...
Entre jadeos Yuki trato de apartar a Giselle pero esta seguía chupando su miembro, y cada vez lo hacía con más intensidad. Parecía que no le importaba otra cosa más que satisfacer su lujuria. Ahí fue que entendí que Giselle había entrado en ese modo de lujuria total, donde no se detenía hasta complacernos a Yuki y a mí por completo.
—¡¡Giselle!! ¿Me escuchaste? ¿Estas ahí arriba? —volvió a llamar mamá Hyuna.
Cuando Gise se separó del miembro de Yuki giro su cabeza para acercar su boca a mi miembro, con unas claras intensiones de devorarlo. Yo sostuve sus hombros con fuerza y la empujé hacia atrás.
—Giselle, debemos parar. Mamá te está llamando, si no bajas ella subirá aquí y nos descubrirá.
—No me importa, yo quiero seguir con esto... —respondió mi hermana.
Volvió a acercarse a mí y Yuki la empujo hacia atrás. Su voz estaba cargada de lujuria y deseo sexual. Mamá Hyuna volvió a llamar y esta vez se escuchaba más cerca.
—¡Y-ya baja! ¡¡Está terminando de cambiarse!! — grité de manera apresurada.
Luego de escuchar la confirmación de mamá voltee a ver a mis hermanas. Yuki se encontraba sacudiendo a Giselle para hacerla entrar en razón.
—... ¿Entiendes? Te prometo que más tarde podemos continuar con esto y no pararemos hasta que quedes satisfecha, ¿de acuerdo? —le dijo mi gemela a Giselle.
Parecía que Yuki logro controlarla y convencerla, con un puchero Gise se separó y fue al armario para sacar algunas ropas y cambiarse. Antes de salir de nuestra habitación nos miró a ambas con un pequeño gesto molesto.
—Esta vez las perdono, pero solo porque fueron ustedes las que quedaron sin su orgasmo.
Después de decir esto salió y nos dejó a ambas solas en la habitación. Las dos suspiramos y nos paramos para tomar nuestras ropas, aun teníamos nuestros miembros erectos.
—No entiendo como pasa de ser una chica tímida y tierna, a una ninfómana sexual —expreso Yuki mientras levantaba los uniformes escolares de las 3 que quedaron tirados por el suelo.
—Yo tampoco, es algo extraño...
—Encima nos dejó en el mejor momento, sin ella no podemos seguir con el sexo...
—Espera... ¿Quién dijo que no podíamos seguir las dos solas? —una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro luego de decir aquellas palabras.
Me acerque a mi hermana por detrás y la tome por sus hombros. Cuando comencé a besar su cuello ella dejó caer los uniformes al suelo y comenzó a jadear levemente. Mis pechos se pegaron a su espalda y poco a poco la llevé a mi cama, que se encontraba del lado derecho de la habitación.
Cuando llegamos a mi cama ella se dio vuelta y comenzamos a besarnos y manosearnos con mucha pasión y lujuria. No solo podíamos hacer estas cosas con Giselle, ver mi rostro y mi cuerpo frente a mí, besarlo y manosearlo era algo sumamente excitante.
Nuestros miembros seguían erectos y, al no tener a Giselle, era difícil decidir quien de las dos sería la primera en ser penetrada por la otra. Entre empujones, besos y mordidas ninguna de las dos cedió y nos quedamos entrelazadas en la cama, nuestras colas se envolvieron el miembro de la otra y, con fuerza, comenzamos a masturbar a la otra sin parar.
La excitación y la lujuria era demasiado fuerte para detenernos, nuestras bocas solo se separaban parar tomar un poco de aire. Nuestros pechos estaban muy juntos y se frotaban sin parar. Comenzamos a jadear con más fuerza y nuestras colas masturbaron cada vez más rápido el miembro de la otra hasta que las dos nos corrimos al mismo tiempo.
El líquido blanco cayo sobre los muslos de mi hermana y los míos, mientras tratamos de controlar nuestra respiración aquel brillo hacía desaparecer los miembros demoniacos. Con mi dedo tome un poco la corrida de Yuki que estaba sobre mis muslos y lo lleve a mi boca para saborearlo. Ella hizo lo mismo con el mío y, unos segundos después, me encontraba encima de mi hermana besando su cuello y acomodando mi vagina sobre la suya.
Ambas continuamos excitadas y con ganas de seguir. Mientras nos besábamos comenzamos a mover nuestras caderas y a frotar nuestras húmedas vaginas. Un intenso placer recorrió el cuerpo de ambas y nuestras lenguas bífidas se envolvían dentro de nuestras bocas en un intenso y lujurioso beso lésbico.
La cama comenzó a rechinar debido a nuestras caderas, nos dejamos llevar por el deseo y la excitación a tal punto de que ambas frotábamos nuestra vagina contra la otra. Estábamos en medio de unas tijeras lésbicas hasta que Yuki se detuvo y me separo con sus manos.
—Espera, espera, le prometimos a Giselle continuar con lo que dejamos —expreso con voz jadeante.
—¿Y? Eso no impide que nosotras tengamos sexo~ —le respondí a mi gemela y continúe moviendo mis caderas pero ella volvió a detenerme sosteniendo mi cintura con fuerza.
—Ya sé, pero si seguimos con esto tal vez no tengamos energías para continuar con Giselle...
—Bueno, en eso tienes razón —respondí luego de pensarlo desde ese punto.
—¿Qué te parece si continuamos con esto en la noche? Junto con Giselle~ —me propuso Yuki.
—Me parece perfecto~
Luego de llegar al acuerdo nos dimos un último beso y nos separamos. Las dos acabamos algo sudadas por el sexo y Yuki no pudo contenerse, se acercó a mí y comenzó a besar mi cuello. Sonreí de forma divertida y acaricié su cabello mientras me besaba.
—Creí que dijiste que debíamos esperar a Gise —le dije sonriente al sentir el deseo sexual que Yuki emanaba por mí.
—Lo sé, es que sigo tan caliente y excitada...
Entendía perfectamente la situación de Yuki. Ambas al ser succubos no podíamos controlar nuestro apetito sexual una vez que había comenzado. Además, era demasiado excitante tener sexo con una chica que era exactamente igual a ti. Parecía como si tuvieras sexo contigo mismo y eso era un plus que aumentaba nuestra lujuria sexual más de lo normal.
—Mmm... ¿Qué te parece si nos damos una ducha fría? Tal vez eso calme nuestra calentura actual —le propuse a mi gemela.
Yuki no me respondió y me dio la vuelta para volver a besarme. Acepte el beso de mi gemela y lo intensifique de inmediato. Comenzamos a jugar con nuestras lenguas y nuestros pechos estaban tan presionados que sentía como me empujaba por la falta de espacio.
Me pare sin separarme de la boca de Yuki y la lleve hasta la puerta del baño. Nuestras colas se envolvieron en la cintura y el trasero de la otra, y mis garras se clavaban en la espalda de Yuki, al igual que sentía las garras de Yuki sobre mi espalda. Apenas logramos entrar al baño encendimos la ducha fría para ver si de esta forma podíamos calmar nuestra calentura e instintos naturales de unas succubos adolescentes y en pleno desarrollo.