—¿P-Pii? —La mandíbula de Evie se desencajó.
¿Cómo podía esa adorable y aparentemente inofensiva mascota transformarse en algo completamente distinto?
Pii solo le envió un ronroneo a Evie antes de golpear con su cola a Sebastián cuando se lanzó hacia donde estaba Ren.
—¡Pii, no! —gritó Ren, pero ya era demasiado tarde.
La cola de Pii golpeó a Sebastián justo en el torso, y el Centauro salió volando metros atrás, disminuyendo su PV a la mitad.
—¡Sebastián! —gritó Evie.
Ren maldijo en su mente. Su único problema con Pii era que no podía darle instrucciones de a quién atacar primero. Pii apuntaría a todos sus enemigos, especialmente a los que lo estaban atacando.
—Evie, lanza Mariposa del Engaño, ¡ahora! —ordenó Ren al ver que Regard se movía de su lugar. La flauta en su mano se levantó hasta sus labios, y una melodía comenzó a llenar el lugar antes silencioso.
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