—¿Hmm? —Intrigado, Gabriel miró a la anciana, preguntándose qué iba a decir—. ¿La respuesta es sencilla?
—¿No lo dijiste tú mismo, pequeño? No importa lo que hagas, no puedes devolverles la vida. Así que incluso si le prometiste a tu amigo cuidar de su familia, a estas alturas, realmente no hay nada que puedas hacer al respecto. Lo único que puedes hacer es no dejar que esto afecte tu paz interior...
—¿No dejar que me afecte? —Gabriel también quería hacer eso, pero no era tan simple.
—¿Era ese amigo cercano a ti? —preguntó la anciana.
—Era como familia... —Gabriel respondió, recordando todo el entrenamiento que pasó en la Torre.
—¿Era? ¿También está muerto?
Gabriel asintió en respuesta.
—Así que toda su estirpe está muerta ahora... Veo por qué estás tan perturbado. —La anciana suspiró, entendiendo que Gabriel estaba afligido porque era algo como el último deseo de su amigo.
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