Lambard estaba de pie en la azotea de su castillo, mirando en una dirección específica a lo lejos.
La distancia entre él y los Sacerdotes Santos era demasiada, pero aun así, podía ver a Elora y Thalia claramente. Parecía bastante molesto, de pie con sus manos detrás de la espalda.
No había pasado mucho tiempo desde que Elora y Thalia estuvieran en la ciudad para participar en la Subasta, y ahora estaban aquí de nuevo. Sin embargo, esta vez no estaban aquí por algo bueno. Era evidente que vinieron para atacarlo.
Una criada estaba justo al lado de Lambard, mirando en la misma dirección. A pesar de que ella también era muy especial, ni siquiera ella podía ver a Thalia y Elora claramente, ya que no poseía el Numen, el cual estaba ayudando a mejorar la visión de Lambard.
—Están esperando más fuerzas. Parece que esta vez están realmente decididos —comentó la criada, siendo capaz de adivinar por qué estas personas estaban esperando.
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