Cuando Linus pateó el osito de peluche de Lucía y lo arrojó, su rostro travieso cambió por completo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y exclamó:
—¿Qué... qué acaba de pasar? —Entonces empezó a llorar, y para variar, incluso su llanto no era como el de una niña ordinaria de su edad. La atmósfera en el salón se volvió inmediatamente densa y pesada, como si todo se hubiera vuelto blanco y negro al mismo tiempo que la gravedad había aumentado. Kaizen y Linus sintieron como si la gravedad del lugar se hubiera intensificado, dificultándoles incluso a ellos moverse, como si hubiera un gran peso sobre sus espaldas. En ese momento, se dieron cuenta de que Lucía no solo era aterradora, sino que sus poderes rozaban lo sobrenatural.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com