Travesuras de Boda

Max había estado planeando meticulosamente la boda perfecta, y le estaba costando un infierno.

Quería que el evento fuera especial y que la ceremonia en sí misma fuera muy considerada, ya que contrató a planificadores de bodas profesionales que costaban una tarifa ridícula de millones de monedas de oro para ayudarlo a tejer elementos de sorpresa, encantamiento y profundo significado personal en la boda.

El lugar que escogió no era nada menos que mágico: el Claro Místico. No era simplemente un claro en el bosque; era un santuario donde el tiempo parecía detenerse, bañado en el suave resplandor de las lunafloras luminiscentes.

Luciérnagas flotantes danzaban en el aire como si fueran fuegos artificiales atrapados en un ballet eterno, sus luces reflejadas en el estanque sereno en el centro del claro. Árboles gigantes y antiguos con sus ramas retorcidas parecían estar como guardianes del amor, sus hojas susurrando secretos llevados por el viento.