Kenneth notó una presencia poderosa en la retaguardia del ejército de bestias. Inmediatamente notificó al Esper del Alma Naciente que estaba a su lado y le dijo que acelerara.
—¡Ya vienen hacia aquí! —Kenneth entrecerró los ojos—. Pensó que solo había una bestia del Alma Naciente en el ejército de bestias, pero en realidad había dos. Además, la presión de su aura era abrumadora. Incluso sintió que era casi similar al patriarca de la Familia Suliman, Arnold Suliman.
—Señor Kenneth, ¿también lo ha sentido? —murmuró el esper detrás de él.
—Mn. Ya casi están aquí. ¡Prepárate para la batalla! —gritó Kenneth mientras sacaba su arma, una larga espada plateada con una cabeza de dragón en el mango.
Se veían cada vez más nerviosos a medida que las dos poderosas auras se acercaban a ellos.
—¡Son fuertes! ¿Deberíamos pedir apoyo a los demás?
Kenneth frunció el ceño mientras pensaba por un momento.
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