Bajo la calma pero tensa atmósfera de la Cala Susurrante, Moraxor comenzó a relatar el viejo cuento que había sido transmitido a través de generaciones, impregnado de las pruebas y tribulaciones de sus ancestros.
—Antes de la ira del Devastador —la voz de Moraxor era un susurro solemne, resonando dentro de la cala—, éramos cientos de millones. Pero una vez que decidió que quería todo lo que teníamos, nos masacró hasta que nuestro número se redujo a una mera fracción, un millón. La única razón por la que no nos aniquiló y nos desterró fue para saciar su propio deleite malicioso —las manos de Moraxor estaban apretadas ya que incluso ahora sus venas retumbaban cada vez que recordaba este trágico y cruel cuento de la historia.
Rowena y Asher intercambiaron miradas, pero no interrumpieron a Moraxor. No tenía sentido discutir qué historia era correcta e incorrecta en una reunión como esta.
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