Dentro del coliseo, mientras Fénix y los otros miembros del grupo se apresuraban hacia allá, Astaroth permanecía inmóvil, mirando sus manos.
Su cuerpo brillaba con una luz blanca intensa, con resplandores dorados. Astaroth podía sentir un aumento de poder dentro de sí, pero no sabía de dónde venía.
Junto a su nombre, en su pantalla de estado, apareció un signo de interrogación, y no podía abrirlo para obtener más detalles.
Pero podía sentir que el poder no era permanente, así que necesitaba aprovecharlo al máximo.
Cuando estalló, la oleada de energía había atravesado el velo negro que encerraba la zona, y Morfeo utilizó el enorme agujero que creó para volar hacia adentro antes de que se cerrara de nuevo. Tan pronto como el murciélago se acercó a su amo, el resplandor blanco se extendió a él, como había sucedido con todos los demás, incluyendo a Genie.
La herida que tenía en el estómago se había curado, y el efecto había desaparecido de su estado.
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