—¿Dónde, dónde, dónde? —Helen gritaba en su corazón mientras buscaba a Raydon con sus ojos color miel.
—¿Eh? ¿Qué es eso?
Entonces, de repente, notó un destello en la distancia. Se parecía al brillo que reflejaría un espejo.
El Jefe de la Región se acercaba rápidamente por detrás de ella, y la duración de su habilidad estaba a punto de acabar. Por lo tanto, decidió apostarlo todo a esto. Si ese brillo pertenecía al equipo contrario, Helen podría ser capaz de utilizarlos para desviar al monstruo y tener la oportunidad de escapar.
Corrió con todas sus fuerzas hacia ese brillo, que representaba su única esperanza, y su habilidad de visión a larga distancia le permitió reconocer a su dueño. No lo reconoció inmediatamente debido a los objetos que llevaba puestos, pero pronto se dio cuenta de que era Raydon y que lo que causaba el brillo era la espaldera en su hombro.
—Finalmente, te encontré.
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