Una vez que Tatiana terminó de comer, dejó salir un enorme suspiro de satisfacción antes de recostarse en su asiento y frotarse la barriga felizmente.
—Ahh... ¡Eso estuvo maravilloso!
—Terminaste todo eso sorprendentemente rápido... —Erica miró hacia abajo a su wellington y vio que solo había terminado la mitad.
—O-Oh, bueno, parte de vivir con Bekka es aprender que si no comes rápido entonces corres el riesgo de no comer en absoluto.
—¿Así es? Entonces aprenderé a aumentar mi velocidad.
Fiel a su palabra, Erica empezó a comer a un ritmo más rápido que antes y casi se atragantó un par de veces.
Tatiana quería reírse mientras más la observaba y, sin darse cuenta, dejó escapar palabras que siempre había guardado dentro de sí hasta ahora.
—Creo... siempre he estado celosa de ti.
Erica casi se atraganta con su comida una vez más de una manera mucho más violenta que antes.
—L-Lo siento... ¿te sorprendí? —Tatiana preguntó con una sonrisa incómoda.
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