Dentro de la base de Samsara, había un hombre supervisando la producción del último lote de polvo lunar.
Era un humano con largo cabello oscuro y ojos azules penetrantes que parecían ver a todos a su alrededor como algo menos que humanos.
Había una larga cicatriz que bajaba por el lado derecho de su rostro que lo hacía lucir inaccesible y temible.
—Está hecho, jefe —dijo un hombre mientras hacía un gesto hacia el contenedor frente a él.
El hombre con una cicatriz sobre su ojo se inclinó para inspeccionar cuidadosamente el trabajo de su subordinado.
Aunque parecía aceptable por fuera, aún se necesitaban tomar otras medidas para estar seguro.
—Trae al catador.
Un ruido de arrastre siguió, y entonces por el rabillo del ojo vio a un hombre demacrado con cuerpo frágil y ojos nublados y desenfocados.
Uno de los hombres sacó un pequeño cuchillo de bolsillo y raspó una pequeña cantidad de la droga en la punta de la hoja.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com