Rain se lanzó hacia los enemigos sin parar. Solo se detuvo cuando sus brazos ya no obedecían su voluntad y lo hacían sudar frío. A pesar de eso, Rain todavía tenía un tercio de su mana.
«Es hora de usar todo lo que queda en un solo ataque», pensó Rain.
Utilizando Impulso y la fuerza de sus piernas, Rain saltó con todas sus fuerzas hacia arriba. Se sorprendió al alcanzar cincuenta metros de altura, pero pronto se concentró en la tarea que tenía por delante. Al comenzar a caer, cubrió ambas rodillas con magia de la tierra y luego golpeó el suelo.
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