Si vivieran en un mundo ordinario (1)

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—Estás despierto —dijo una voz muy familiar junto al oído de Jonathan—. La cirugía fue muy exitosa.

Jonathan poco a poco volvió en sí, al principio pensando que estaba alucinando. Su corazón dio un vuelco mientras forzaba abrir los ojos a pesar de la pesadez de la anestesia. Una deslumbrante luz incandescente golpeó sus ojos, provocando lágrimas involuntarias.

Una figura se movía caóticamente frente a él. Jonathan luchó por abrir más los ojos, tratando de identificar quién era.

La figura borrosa se hizo gradualmente más clara, y Jonathan quedó atónito. Un nombre se escapó:

—¿Zebulon? ¿Por qué estás aquí?

Zebulon lo miró, aparentemente más perplejo que Jonathan. —Soy yo. ¿Por qué no voy a ser yo? ¿Estás confundido por la anestesia?

—¿Dónde estoy? —preguntó Jonathan con calma.

—Estás en el hospital —respondió Zebulon.

Jonathan, desconcertado, preguntó:

—¿Por qué estoy en el hospital?