—Es un idiota —dijo ella—. ¿Eh? —Rihanna frunció el ceño ante la respuesta, no era lo que esperaba como réplica.
—Es un idiota ciego... —Instructor Moneca respondió una vez más mientras Rihanna la miraba con curiosidad.
—Y cómo captó tu atención... —preguntó ella con curiosidad.
—Está descendiendo lentamente por el camino demoníaco... —Instructor Moneca respondió mientras Rihanna apoyaba su cabeza de nuevo en su estómago.
—Qué suerte tiene. Está descendiendo el abismo sin fondo sin siquiera darse cuenta de cuándo sus manos fueron atrapadas por tu emperatriz celestial...
—Sí.
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