—Se rio de su chiste, pero ninguno de los dos dejó de besarse. Para cuando él la tenía presionada contra las pieles y trabajaba en los botones de su blusa, respiraba agitadamente.
Abrió el primer botón de su camisa, luego besó la piel que quedó al descubierto. Abrió el siguiente y puso el plano de su lengua entre sus pechos con un profundo gemido.
Ella tenía sus manos en su cabello, agarrándolo, y su barbilla hacia atrás, su cuello expuesto y tan tentador, pero también estaba a punto de alcanzar su ombligo y sumergir su lengua en esa dulce hendidura
—Para, para, Reth —dijo de repente, sin aliento.
Se detuvo de inmediato y levantó la cabeza. ¿La había lastimado?
Todavía tenía sus manos en su cabello, pero había levantado la cabeza para encontrarse con sus ojos y parecía... ¿frustrada? ¿Quería otra cosa? —¿Qué pasa?
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