—¿Una... cola? —Ainsley se quedó paralizada en el acto. El Abuelo Yofan y Eliana también se tensaron. Los tres miraban la figura que yacía dentro de la mochila con la boca abierta hasta el suelo.
Lo que vieron fue solo la cola peluda, pero a medida que Ainsley abría más la bolsa, la criatura oculta adentro se revelaba poco a poco por completo.
Era un gato de pelo largo blanco-moca con su espalda frente a ellos. El gato parecía estar acurrucándose en posición fetal, profundamente dormido.
Si esto fuera otro mundo, Ainsley pensaría que es solo un gato. ¿Pero cómo podría pensar eso cuando este gato era nada menos que el que le había robado su bolsa de papel hace unos minutos? —La cara del bebé se puso instantáneamente roja. Vapores salían de su cabeza y una oleada de fuego ardía dentro de su corazón.
—Esto... esto... —Ainsley apretó los puños con fuerza hasta que se pusieron blancos. Sus manos temblaban y las venas en su frente se abultaban violentamente.
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