Gilas solo pudo suspirar aliviado cuando sintió que el carruaje se detenía justo en frente del Castillo de Cordon. Habían tardado bastante en llegar, con sus retrasos haciéndoles partir horas después de lo previsto, pero afortunadamente, consiguieron completar el viaje justo antes de que la noche terminara por completo.
—Finalmente estamos aquí —Gilas comentó mientras entraba al castillo con su madre y Clara a su lado—. Es bastante tarde, pero hemos llegado.
—Es tarde, ¿no es así? —observó Clara—. La verdad, me sorprende que hayamos llegado antes de medianoche.
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