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Cariño fraternal

Al regresar a casa, Madeline se quitó el vestido que llevaba y los pasadores que había en su pelo, liberando su rubia cabellera en la que pasó su mano para peinarla. El vestido fue cuidadosamente doblado y colocado a un lado para que pudiera devolverlo junto con los otros vestidos que su familia había alquilado a Mr. Heathcliff.

Tomando el cepillo de la mesa de tocador, Madeline comenzó a cepillarse el pelo cuando oyó a su hermana Beth decir,

—Lady Catherine debe gustarle mucho Mr. Heathcliff, ¿no es así? —Beth todavía miraba el vestido rojo que había llevado, triste de tener que separarse de él mañana por la mañana.

—¿Es porque lo invitó al baile? —Madeline, que movía su mano deshaciendo los nudos de su cabello, dijo.

—Claro, ¿por qué más una mujer de su estatus invitaría a un hombre de la clase media? —preguntó Beth apartando la mirada de su vestido y levantándose de la cama para empezar a doblarlo—. Si no me equivoco, escuché de Mrs. Lanton que habían muchos pretendientes que han aparecido en su puerta. Podría haber escogido a uno de ellos, pero en cambio, ella escogió a Mr. Heathcliff.

—Mr. Heathcliff es un hombre guapo. Tiene un trabajo decente —continuó Madeline cepillándose el cabello.

—Estaré de acuerdo en que es buen mozo, pero ser sastre apenas es un trabajo, Maddie —dijo Beth, agitando su mano—. Sabemos que trabaja para el Rey y sus súbditos que viven en el castillo pero si fuera tan importante ¿por qué el Rey olvidó enviarle una invitación?

—¿Quizás la persona que estaba manejando la invitación olvidó poner su nombre? —Madeline encontró extraño que Mr. Heathcliff no recibiera una invitación esa noche pero gracias a Lady Catherine pudo asistir al baile.

—Hmm —Beth hizo un sonido de desacuerdo con la boca cerrada—. Quizás hizo algo desagradable. ¿Bailó contigo? —Beth sabía que no porque el hombre indudablemente solo había bailado con Lady Catherine y nadie más.

—Estaba ocupado. Habría sido de mala educación dejar el lado de Lady Catherine cuando ella fue quien lo invitó —negó con la cabeza Madeline, mirando a su hermana a través del espejo, y dijo forzando una pequeña sonrisa.

—Sé que te gusta Mr. Heathcliff, y el hombre te mira, Madeline, pero un hombre que ni siquiera pudo pedirte un baile, ¿crees que comparte los mismos sentimientos que tú? Estoy segura de que hombres y mujeres han bailado con más de una pareja esta noche —Beth, viendo la expresión en el rostro de su hermana, colocó el vestido junto al de Madeline antes de ir a pararse detrás de su hermana y colocó ambas manos sobre los hombros de Madeline—. No pretendo desanimarte, pero el hombre necesita saber tomar la iniciativa. No sé qué le impidió pedirte que bailaras, y te ves hermosa esta noche.

—Gracias, Beth —Madeline colocó una de sus manos sobre la mano de Beth que estaba en su hombro.

Madeline, que estaba a punto de decirle a Beth que Mr. Heathcliff la había invitado a salir, decidió no hablar de eso por ahora. Después de todo, irían a la casa de su tía ese día. Quizás cuando llegara el día, le dejaría saber a su hermana.

Al mismo tiempo, sabía lo que Beth quería decir y en algún lugar estaba de acuerdo a pesar de que su corazón quería ignorarlo. Hombres y mujeres habían bailado de hecho con más de una pareja. También había habido un momento en que él no estaba bailando sino de pie inactivo, dándole una sonrisa desde la distancia que ella había correspondido con una cortés.

Madeline entonces cambió la conversación para decir —La comida estaba deliciosa, ¿verdad? Tenían estos hermosos pasteles.

—No esperas menos de la hospitalidad del Rey —respondió Beth—. Había tantos candelabros que creo que dejé de contar una vez que llegamos al salón de baile. Mamá no dejaba de hablar de esta fuente, y ahora desearía haber salido de la sala. Si no fuera por la cantidad de hombres que me pedían bailar —Beth negó con la cabeza lo que hizo sonreír a Madeline.

—Eso es lo que pasa cuando eres hermosa, ¿no es verdad? —para Madeline, su hermana Beth era la más hermosa del pueblo. No era solo que Beth fuera hermosa, sino la forma en que hablaba, podía encantar a una persona con sus palabras.

—Oh, cállate —Beth se inclinó y besó a su hermana menor en el lado de la cabeza—. Solo tú y mamá me alaban.

Madeline no pudo evitar sonreír —Eres mi hermana.

—Y tú la mía —Beth respondió con una sonrisa, apretando gentilmente los hombros de Madeline para finalmente soltarlos.

—¿Te gustó alguien? ¿Alguien que llamó tu atención? —Madeline preguntó, ansiosa por saber ya que era difícil complacer a Beth. Se dio la vuelta para ver a Beth llevando ambos vestidos para colocarlos en el armario.

Beth tenía una expresión pensativa en su rostro —Hmm, creo que Mr. Danvers era interesante. Parecía ser más inteligente que darme una expresión de enamorado. Quiero decir que lo otro es bueno, que viaja, pero pienso que resultaría muy solitario. Mejor tener a alguien que esté cerca de ti.

—Ciertamente.

Madeline, que había terminado de cepillarse el pelo, colocó el peine en la mesa de tocador para oír a su hermana decir —Es una pena, sin embargo, que el Rey no apareciera. Escuché de una señora que estaba fuera del castillo; por lo tanto, hizo que se invitara a gente del pueblo porque no querría mezclarse con nosotros, pero luego otra dijo que el Rey aparecería más tarde. Pero ya sabes, más tarde nunca apareció.

Con la ropa cambiada y todo lo que habían usado apartado, se metieron en la cama listas para dormir. La casa de Harris no era grande pero tenía dos habitaciones, un salón y una cocina. Madeline sopló la vela que estaba a su lado de la cama y colocó la cabeza en la almohada.

Se alegraba de que la noche hubiera terminado. Tan hermoso como el castillo y otras cosas eran, no podía evitar pensar en el hombre de la máscara plateada con el que se había cruzado.

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