—Este banquete es una tradición que inicié hace muchos años, en memoria amorosa de mi querida madre fallecida, la antigua reina de nuestro apreciado Reino de Rakha —declaró la Princesa, su voz resonando por el salón mientras los invitados terminaban su plato principal, anticipando con entusiasmo la llegada del postre.
Con gracia y elegancia, se levantó de su asiento, sus dedos sosteniendo ligeramente su copa de vino mientras dirigía una radiante sonrisa a sus invitados. —¡Brindemos por otro trimestre floreciendo en prosperidad! Que la diosa divina derrame sus bendiciones sobre nosotros y sobre Rakha. ¡Levanten sus copas, salud!
El clamor de aprobación resonó a través del gran salón, vibrando con una camaradería y alegría compartidas. Una vez que los jubilosos vítores disminuyeron, la Princesa regresó grácilmente a su asiento, marcando la continuación del extravagante banquete.
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