—¿Esperas de mí que les conceda santuario? ¿Que les permita quedarse en el palacio? —La mirada del rey Marlin se endureció al encontrarse con la de su esposa—. Aurinda...
—Interrumpiéndolo, la reina Aurinda habló con determinación:
— Anhelo tener un hijo, Marlin. Me hiciste una promesa de que harías lo que fuera necesario para cumplir ese deseo. Ésta es la única manera. Te imploro que acomodes a lady Dorothy Lux —su voz llevaba una finalidad innegable, un tono que el rey de Wugari deseaba desesperadamente no tener que escuchar.
—Esas personas han acusado al duque de secuestrar a su Santidad, Federico Lux. Esto
—Quiero un hijo —la voz de Aurinda se quebró con emoción, lágrimas brillando en sus ojos—. Lady Dorothy es la única que posiblemente me pueda ayudar. Creo que el duque lo entenderá. Además... él aún no ha desposado a la duquesa. Sin su autoridad... ella tiene poco poder para tomar decisiones.
—Aurinda...
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