—¿Qué? —la mujer frunció el ceño cuando notó la mirada de Lachlan—. ¿Qué estás mirando? ¿Quieres quitarme mi comida? —Su mirada se volvió cautelosa mientras lo parpadeaba.
Por alguna razón, sus acciones le recordaron a un gato que estaba asustado porque alguien le robara su comida.
—¿Cuántos años tienes? —preguntó él.
—Es de mala educación que un hombre pregunte la edad de una mujer —respondió ella antes de comenzar a engullir su comida—. Aunque, estoy segura de que soy mayor que tú.
—Entonces... ¿por qué quieres ir a Wugari?
—Una Persona Bendecida no puede ser confiable —dijo la mujer—. Es atrevido de tu parte asumir que te diré algo así solo porque me ayudaste a cocinar mi comida.
Lachlan se quedó sin palabras. Así que, empezó a comer el conejo demoníaco en su lugar. —¿De verdad podemos comer esto?
—Lo purifiqué. Le quité la oscuridad.
—¿Puedes hacer eso?
La mujer rodó los ojos en respuesta. —¿Has estado viviendo bajo una roca todo este tiempo? —preguntó.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com