—¿Qué... qué pasó, me está matando la cabeza? —dijo Mayor.
—¿Cuánto recuerdas? —preguntó Kat con una voz tan suave y tierna como pudo, que, considerando su trabajo en el orfanato y su nueva posición demoníaca, casi hizo que Mayor volviera a dormirse.
—Ergh, Kat ¿qué haces aquí? —preguntó Mayor.
*Bueno, con una respuesta así tiene que ser Mayor.*
—¿Recuerdas el sueño en el que acabas de estar? —preguntó Kat manteniendo su voz suave.
Esas palabras sacudieron cualquier somnolencia que pudiera haber estado presente. Mayor prácticamente se lanzó a una posición sentada y giró la cabeza para mirar a Kat a los ojos.
—¿¡Todo eso fue real?! —dijo Mayor.
Kat asintió y Mayor pareció aceptar esto con naturalidad, abriendo la boca para decir algo más, pero antes de que más que un ligero soplido de aire pudiera salir de la boca de Mayor, se congeló por completo... y luego rompió a llorar.
—Yo-Yo... yo puedo o-oy-la —sollozó Mayor agarrándose al atuendo de Kat y atrayéndola hacia ella.
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