—Las dos princesas tomaron el mismo coche de vuelta al palacio. Inmediatamente cuando entraron, la princesa Carana activó una barrera de sonido e inició una conversación con la princesa mujeriego.
—Hermana —la mujeriego la adelantó y dijo emocionada—.
—Cállate —dijo la princesa Carana severamente y arrancó el velo de la cabeza de la mujeriego—. Mientras ella se sorprendeía por los granos rojos en su cara, tenía mucha rabia en el fondo como para concentrarse en la cara. Has venido a este imperio ilegalmente sin recibir permiso de nuestra madre real lo que no solo es imprudente y tonto, sino también un crimen.
—Hermana_
—Cállate Keziah, todavía estoy hablando —gritó la princesa Carana—.
—La princesa mujeriego inclinó la cabeza y se mordió el labio, dando la apariencia de estar terriblemente agraviada.
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