Esong vio la mirada perdida en su rostro y se rió. Luego le tocó la punta de la nariz y dijo —Te traje muchos regalos y quiero dártelos todos, pero tendrá que esperar, hay gente viniendo.
—Oh —dijo ella.
—¿Debería ignorar ese hecho y continuar? —preguntó—. ¿Quieres que te secuestre para que podamos estar solos, juntos? —la sostuvo contra su corazón.
Ella cerró los ojos y se calmó, había mucho que preguntarle pero también mucho que ella necesitaba y mucho que él deseaba.
Mientras la pregunta era tan simple y directa, la mirada pecaminosa en sus ojos decididos no lo era. Si ella dijera que sí ahora mismo, la besaría hasta que se le rizaran los pies y se le derritieran los huesos. Estaba atada en esta cabina de juego que la conectaba al mundo virtual. No podría escapar si él decidiera hacer lo que quisiera con ella.
—¿Si quiera quieres escapar? —una voz en su mente preguntó. Era su subconsciente planteando esta pregunta.
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