—Esa tarde, mientras el grupo de Altea regresaba con cuidado con los heridos, el resto del territorio estaba llevando a cabo su rutina de almuerzo habitual.
Aquellos que estaban en su pausa para comer hacían fila o exploraban los alrededores, los que cazaban cerca del territorio durante las mañanas ahora volvían para descansar, y el grupo de guardias que se preparaba para cambiar de turno estaba a punto de hacer sus rondas por el territorio.
Uno de los guardias era Gochi, el semi-orco, que caminaba hacia la plaza con los miembros de su equipo. Reían y sonreían como si fuera lo más normal, y para ser franco Gochi aún no se había acostumbrado a ello.
Hablando de eso, el hecho de que pudiera conseguir un trabajo y ganar buen dinero con su propio trabajo, y tener sus propias decisiones… eso era algo inimaginable para él.
Deseaba que los demás estuvieran con él.
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