Ansel observaba con interés cómo los gánsteres eran llevados a prisión. Aunque, al ver sus expresiones aún confiadas y amenazantes, pensó que esto era más bien un 'tiempo fuera' infantil.
La mirada de Ansel los seguía mientras eran arrastrados y sus ojos inevitablemente se cruzaron con los del gánster líder, quien le lanzaba una mirada de advertencia.
En respuesta, Ansel cruzó los brazos y sonrió con suficiencia, enviándole el dedo medio, lo que hizo que el otro explotara y corriera hacia él.
También lo hizo fácilmente, y era que o era superfuerte…, o las ataduras eran solo para aparentar.
Ansel tenía la sensación de que era lo segundo.
—Parece que no quieres escapar de una paliza, ¿eh? —sonrió Ansel, levantando las manos y adoptando una postura lista para pelear.
Sin embargo, antes de que Ansel pudiera golpearlo hasta dejarlo medio muerto, otros de los guardias del Señor rodearon al hombre y lo tumbaron, atándolo con más firmeza.
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