—¡Esto es tan gracioso! —Meredith soltó una risita mientras Lily relataba los eventos de esa mañana.
Lily la miró con enojo. —No te daré una magdalena si sigues riéndote.
Meredith se encogió de hombros ante la amenaza, su risa burbujeando otra vez. —¡No me río de ti! Me río de las circunstancias. Solo imagínalo—¿y si lo hubieras confrontado? Entrarías, le volcarías un vaso de café en la cabeza y gritarías, '¡Bastardo, tramposo! ¿Cómo puedes engañarme?'. Entonces él se levantaría, todo mojado como un cachorro, y te presentaría a ella, diciendo, '¡Esta es mi tía!'.
Lily rodó los ojos ante la ridícula imagen que Meredith había creado, pero una pequeña sonrisa se le escapó a pesar de ella. —De verdad que no se parece a una tía, sabes... Y fue agradable conocerla...
Meredith la miró y suspiró. —A estas alturas, casi espero que no fuera su tía sino su novia. O al menos que no hubiera sido amable contigo.
Lily levantó la mirada de su libro entonces. —¿Qué quieres decir?
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