Por primera vez en su vida, Ian se dio cuenta de que había quedado en shock y sin palabras. —¿Padre? —repitió, su voz apenas un susurro, como si intentara convencerse de que había escuchado bien esta vez. Por suerte, estaba sentado, o se habría vuelto a hacer el ridículo.
—¡Sebastian Frost, dime dónde estás en este momento! ¿Y qué has inhalado?
—Estoy en casa, Ian. Y antes de que vengas, me refiero a mi casa de vacaciones.
—Está bien. ¿Cuál es el hospital psiquiátrico más cercano? ¿Es el lugar nuevo que compraste del que me hablabas? Envíame la ubicación. Espera, ¿te has golpeado la cabeza o algo?
Finalmente, Seb no pudo evitar reírse. —Debería haber esperado que Ian no le creyera. —Ian Frost. Voy a ser padre. No estoy drogado ni he tenido un accidente. Tampoco te estoy gastando una broma. Y si dudas de mí una vez más... ¡dejaré que Lucien sea el Padrino!
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com