Un Asistente

—Ian irrumpió en su oficina —golpeando la puerta contra el marco con una resonancia ominosa que retumbó en la habitación—. Señorita North, ¿exactamente qué está buscando?

Tiara dio un respingo, sus ojos se abrieron con temor al encontrar la fría y penetrante mirada de Ian.

—No...nada —tartamudeó.

—¿Nada? —La voz de Ian rezumaba sospecha—. Entonces, ¿por qué estás en mi oficina en este momento? —Se dirigió deliberadamente hacia su escritorio, examinando el entorno en busca de cualquier señal de traición—. ¿Qué escondes detrás de tu espalda? —preguntó suavemente mientras avanzaba más adentro de la habitación.

La voz de Tiara tembló. —Nada, señor.

—Señorita North. —El tono de Ian se volvió aún más severo—. No me gusta preguntar la misma cosa repetidamente. Así que, ilumíname.

Ella tembló bajo el peso de su mirada, su culpa palpable. Encarando su gélida mirada, Tiara colocó a regañadientes un sobre en su escritorio. —Trataba de dejar este aquí —dijo con voz temblorosa.