—¿Crees que él está enamorado de ti? Mira más cerca. Esta es el amor de su vida... —La voz del viejo destilaba hostilidad y autosuficiencia mientras continuaba.
La mandíbula de Nora se tensó al ver la foto frente a ella y miró al viejo incluso cuando sus ojos se pusieron rojos, sintiendo el aguijón de las palabras del viejo.
—No entiendo por qué me estás mostrando esto. ¿Cuál es tu juego? —Nora habló despacio—.
—¿Juego? Oh, querida mía, no hay juego. Solo quiero que veas la verdad. Mi nieto está encaprichado con tu apariencia, nada más. Eres un capricho pasajero, y no permitiré que te engañes creyendo lo contrario —El viejo se echó hacia atrás, una sonrisa siniestra jugando en sus labios.
Nora volvió a mirar la foto, sintiendo como si muchas de sus preguntas anteriores hubieran sido finalmente respondidas. Sin embargo, aún le resultaba difícil aceptar la realidad. La pareja en la foto parecía muy enamorada.
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