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One Piece - The Journey of the Snakes

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Resumen

What changes would a mafia boss bring if she were reincarnated on the island of Amazon Lily in One Piece?

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Chapter 1Capítulo 1: Renacimiento y Destino

¡Aviso!

Esto es un fanfic Au de One Piece y habrá muchos cambios al mundo y algunos personajes. Si no te gusta no lo leas. Y a los que todavía quieren leer esto, díganme que les parece la historia.

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En una noche tranquila en Tokio, se podía ver a una mujer mayor sentada en un almacén abandonado, empapada en sangre y llena de heridas. una leyenda en el mundo del crimen, apodada "El Demonio Sonriente". Ahora, estaba enfrentando el final de su violenta existencia.

"Siempre supe que terminaría en un lugar como este... un maldito almacén abandonado. Pero nunca pensé que llegaría tan lejos en este negocio", murmuró, mirando los cuerpos inertes esparcidos a su alrededor. Frente a ella, un hombre de mediana edad, con un cuchillo incrustado en el pecho, luchaba por mantenerse consciente.

"Haaaaa... detesto ese maldito hábito tuyo de hablar con los moribundos", dijo el hombre con dificultad, mientras Svetlana lo observaba con indiferencia y comentaba "Bueno. Yorinobu tendrás que disculpar a esta anciana".

Mirando al techo del almacén la mujer dijo "Hubo una mujer que amé... y aún la amo. Tiene una cafetería, y voy casi todos los días. Pido el mismo café, y la miro como una adolescente enamorada", dijo con una sonrisa triste. "Debí haberle dicho lo que sentía... tal vez mi vida habría sido diferente".

El hombre dejó de respirar antes de que Svetlana pudiera terminar. "Oi, ¿no puedes aguantar un poco más?", suspiró. Sintiéndose débil, se acomodó mejor en las cajas, notando el cuchillo que sobresalía de su abdomen. "Supongo que este es el final del viaje para mí", pensó, cerrando los ojos mientras una sonrisa amarga se dibujaba en su rostro "Que lastima. no podre volver a verla".

Así terminó la vida de Svetlana Volkova Kuznetsov, conocida por su habilidad para predecir los movimientos de sus oponentes, lo que le valió el otro apodo de "La Vidente". Murió a los 58 años, dejando un rastro de caos y sangre, pero con una sonrisa en su rostro.

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En algún lugar desconocido, una mujer rubia despertó en una habitación completamente blanca. Llevaba un traje negro y una camisa blanca abierta. "Haaa mmmm, qué buen sueño", murmuró, mirando a su alrededor. "¿Dónde carajo estoy?", se preguntó, recordando cómo había terminado su vida anterior.

De repente, la pared frente a ella se abrió, revelando el vacío del espacio exterior. "Eso es hermoso... y aterrador", pensó, cuando un ser hecho de luz apareció ante ella.

"Es inusual que un mortal guarde tanta calma en esta situación", dijo el ser, observándola con interés.

"Estoy muerta, ¿no? No puedo cambiar nada, así que ¿para qué preocuparme?", respondió la mujer con indiferencia.

El ser asintió. "Eso es cierto.... La razón por la que estamos aquí es porque mi hija observó tu vida desde tu primer robo hasta tu último suspiro. Le resultó entretenido, así que me pidió que te diera una segunda oportunidad".

"¿Una segunda oportunidad? ¿Como esas historias de reencarnación?", preguntó la mujer, sorprendida.

"Exactamente. Te enviaré a otro mundo, uno que mi hija eligió, y te otorgará algunas habilidades".

La mujer rio. "Fuhahaha, entonces solo tengo que causar un poco de caos y hacer que su 'serie de televisión' sea interesante, ¿no?"

"Correcto. Te enviaré al mundo de One Piece".

"Recuerdo algunas cosas de ese mundo. Supongo que no está mal", dijo, encogiéndose de hombros.

"Serás enviada como una niña de cinco años", explicó el ser.

"Bueno, no creo que sea tan malo", respondió la mujer, encogiéndose de hombros.

"¿Tienes alguna pregunta?", preguntó el ser.

"No, prefiero descubrirlo por mi cuenta", respondió la mujer.

El ser chasqueó los dedos, y la mujer comenzó a desaparecer. "Oye, ¿qué fue de ella?", preguntó en el último momento.

"¿De verdad quieres saberlo?", respondió el ser, pero la mujer solo negó con la cabeza.

------Un tiempo después-------

En una isla remota, una niña de siete años llamada Unzen estaba apoyada en un árbol en medio de la jungla. había nacido en Amazon Lily, una isla prohibida para los hombres. 

"Hace un buen día", murmuró, estirándose antes de dirigirse de regreso a la ciudad.

Unzen, quien había sido Svetlana en otra vida, llevaba dos años viviendo en Amazon Lily. Desde su llegada, había descubierto que tenía Kenbunshoku Haki (Haki de Observación), lo que le permitía sentir las malas intenciones de las personas.

Mientras caminaba por la jungla, Unzen reflexionó sobre su nueva vida. Aunque su pasado en la Tierra estaba lleno de violencia, ahora tenía la oportunidad de construir algo diferente. Pero en el fondo, la sombra de su antigua vida seguía presente, y el caos era algo que siempre la acompañaría.

La luz del sol brillaba intensamente en la ciudad de Amazon Lily, creando un ambiente vibrante y lleno de vida. Unzen, una niña de siete años con el cabello blanco como la nieve y ojos morados que reflejaban una mezcla de curiosidad y determinación, caminaba con paso decidido por las calles de la ciudad. su figura pequeña y ágil reflejaba una mezcla de determinación y destreza.

La vida en Amazon Lily había sido un cambio radical respecto a su existencia anterior en Tokio. Aquí, las mujeres eran las únicas habitantes y, aunque la isla estaba rodeada de un aura de misterio, Unzen había encontrado su lugar en medio de este entorno único.

Después de la comida, Unzen se dirigió al jardín de la ciudad, buscando un lugar tranquilo para relajarse y reflexionar. Se sentó en un banco bajo un gran árbol que ofrecía sombra y disfrutó de la serenidad del entorno. El sonido de las hojas moviéndose con la brisa y el canto de los pájaros creaban un ambiente ideal para pensar en sus próximos pasos.

Mientras observaba el horizonte, Unzen pensaba en sus planes de unirse a las Piratas Kuja y en el futuro que le esperaba. Sabía que necesitaría más entrenamiento y experiencia, pero también estaba consciente de la importancia de disfrutar cada momento en el camino. La ciudad de Amazon Lily era su hogar ahora, y cada día era una oportunidad para crecer y aprender.

Al caer la noche, Unzen regresó a su habitación, exhausta pero contenta. Se preparó para descansar, sabiendo que el día siguiente traería nuevos desafíos y oportunidades para seguir avanzando en su camino.

Al día siguiente, Unzen salió a desayunar y, tras terminar, decidió dar un paseo por la ciudad "Debería ir a ver a Hancock", pensó mientras caminaba. Un rato después, llegó frente a una pequeña casa. Se acercó a la puerta, y la abrió suavemente antes de gritar: "¡Oi, Hancock!"

Dentro de una de las habitaciones, se encontraban tres pequeñas niñas sentadas en una cama. Hancock, con su cabello negro recogido en dos coletas al frente. Sandersonia, con su cabello corto y verde y Marigold, con su largo cabello naranja. "Hmm, oh, es la hermana mayor", dijo Marigold mientras se levantaba de la cama y corría hacia la puerta.

"¡Vamos, Sonia!", exclamó Hancock mientras ella y Sandersonia se levantaban para seguir a Marigold. Al salir, vieron a Marigold abrazando a Unzen. "¿Cómo has estado, hermana? Hace varios días que no te veía", dijo Marigold con una sonrisa.

Hancock se acercó mientras añadía: "Es cierto, hace varios días que no te veíamos". Unzen la miró y se rio entre dientes. "Hahaha, he estado recorriendo la jungla alrededor de la ciudad y yendo de un lado a otro. El tiempo se me fue volando".

Sandersonia se acercó y se sentó en el comedor antes de preguntar: "¿Has visto muchas cosas, hermana?" Unzen soltó a Marigold y se unió a Sandersonia en el comedor. "Bueno, no he ido muy lejos porque es peligroso, o al menos eso es lo que dicen las cazadoras Kuja. Por eso, aún no he explorado demasiado".

Hancock, acomodándose en una silla del comedor, miró a Unzen y dijo: "Es verdad. Primero debemos ser mayores y más fuertes para poder salir".

Unzen asintió con una sonrisa mientras se acomodaba en una silla. "¿Y qué han estado haciendo estos días?"

Marigold, respondió con entusiasmo: "He estado ayudando a Nelia con las plantas en el jardín. ¡Hay tantas flores diferentes! Cada día aprendo algo nuevo sobre cómo cuidarlas."

Hancock se unió a la conversación, sentándose al lado de Unzen. "Yo he estado practicando con mi arco. Quiero ser tan buena como las cazadoras Kuja algún día. Es difícil, pero cada día mejoro un poco más."

Sandersonia, sentada en el comedor, agregó con una sonrisa: "He estado explorando la jungla cercana a la ciudad. No voy muy lejos, pero he visto muchos animales interesantes. A veces, incluso encuentro algunas frutas"

Unzen asintió, impresionada por lo ocupadas que habían estado sus hermanas. "Parece que todas han estado muy activas."

Hancock miró a Unzen con curiosidad. "¿Y encontraste algo interesante en la jungla?"

Unzen sonrió. "Bueno, nada demasiado emocionante, pero vi algunos animales que no había visto antes" Marigold se acercó más a Unzen y le preguntó con una sonrisa. "¿Y aprendiste algo divertido?"

Unzen se rio entre dientes. "Bueno, descubrí que hay un tipo de fruta en la jungla que es increíblemente agria. La probé sin darme cuenta, y creo que mi cara se quedó torcida durante un buen rato."

Todas rieron al imaginar la reacción de Unzen, y Hancock comentó con una sonrisa. "Quizás deberíamos ir juntas a la jungla algún día, así podemos explorar y descubrir cosas nuevas todas juntas."

Sandersonia asintió con entusiasmo. "¡Sí, sería divertido! Además, así podemos cuidarnos entre nosotras si encontramos algo peligroso."

Unzen miró a sus hermanas con cariño. "Me parece una gran idea. Sería una buena oportunidad para pasar más tiempo juntas y explorar más nuestra isla."

Las tres hermanas asintieron, emocionadas por la idea de una aventura compartida. Aunque la conversación había sido ligera y relajada, reforzaba el fuerte lazo que las unía y su deseo de seguir descubriendo el mundo, empezando por su hogar en Amazon Lily.

Después de hablar un rato, Unzen se levantó de la silla con una sonrisa. "¿Qué les parece si salimos a divertirnos por la ciudad? Hemos estado entrenando y trabajando mucho, creo que nos merecemos un descanso."

Marigold saltó de emoción. "¡Sí, sí! ¡Vamos a hacer algo divertido!"

Hancock asintió, animada por la idea. "Podemos ir al mercado y ver si encontramos algo interesante. A veces hay cosas nuevas que traen las cazadoras cuando regresan de sus viajes."

Sandersonia se levantó también, con una sonrisa en los labios. "Podríamos jugar un rato cerca del río. Me encanta la idea de pasar tiempo juntas."

Las cuatro salieron de la casa, caminando por las calles de Amazon Lily mientras reían y hacían bromas. En el mercado, Marigold encontró una pequeña muñeca hecha a mano y no pudo resistirse a comprarla. Hancock desafió a Unzen a una competencia de tiro con arco en una de las tiendas, y aunque Unzen no era tan buena, se divirtió intentando acertar en el blanco.

Sandersonia, por su parte, encontró unas frutas exóticas que compartió con todas. "Espero que estas no sean tan agrias como las que probaste en la jungla, hermana", dijo con una risa traviesa.

Unzen se rio al recordar su experiencia. "No creo que nada pueda ser tan agrio como eso. Pero al menos aprendí a ser más cuidadosa."

Pasaron la tarde explorando la ciudad, disfrutando de cada momento. Cuando llegaron al río, se sentaron en la orilla para descansar un poco, lanzando piedras al agua y haciendo bromas entre ellas.

"Un día, cuando seamos mayores, podríamos construir una balsa y navegar por este río hasta el mar", dijo Hancock, soñadora.

"¡Eso sería una aventura increíble!", respondió Marigold, lanzando otra piedra al agua.

El sol comenzó a ponerse, y las cuatro sintieron el cansancio del día empezar a pesar en sus cuerpos. Regresaron a la casa de Hancock, Sandersonia y Marigold, riendo por alguna broma que Sandersonia había hecho en el camino.

"Ha sido un día bastante divertido el que hemos tenido", dijo Unzen mientras se estiraba.

"Sí, ha sido un día perfecto", coincidió Hancock.

Sin darse cuenta de lo cansadas que estaban, las cuatro se tumbaron en la cama grande de la habitación de las hermanas. Una a una, fueron cerrando los ojos, el sueño las vencía lentamente.

Marigold se acurrucó cerca de Unzen, y Hancock abrazó a Sandersonia. Pronto, todas estaban profundamente dormidas, compartiendo la misma cama y los sueños de futuras aventuras juntas en su amada isla.

La casa quedó en silencio, solo interrumpido por las suaves respiraciones de las cuatro niñas, unidas por su fuerte lazo de hermandad y las promesas de más días felices por venir.

-------------

Tres años habían pasado. Unzen y Hancock ahora tenían 10 años, mientras que Sandersonia tenía 9 y Marigold 7. Una soleada mañana, las cuatro se adentraron en la jungla, riendo y charlando mientras recolectaban plantas y flores.

Marigold, con su cabello atado en una coleta, se agachó para recoger una flor brillante. "Miren estas flores, ¿no son preciosas? Creo que podemos hacer un ramo para decorar la casa."

Hancock, con sus coletas bien ordenadas y su mirada entusiasta, observó las plantas con interés. "¡Sí! Y podríamos recoger algunas hojas medicinales también. ¡Nunca se sabe cuándo podríamos necesitarlas!"

Sandersonia, con su cabello verde corto recogido en una coleta, estaba investigando una planta cercana. "Esta planta es nueva para mí. No estoy segura de si es comestible, pero parece interesante."

Marigold, con su cabello largo naranja ondeando al viento, corrió hacia Unzen. "¡Hermana, mira lo que encontré! ¡Unas bayas rojas! ¿Crees que sean buenas para comer?"

Unzen examinó las bayas con cuidado. "Hmm, mejor no arriesgarse. Podrían ser venenosas. Vamos a llevarlas a casa y preguntarle a las cazadoras."

Mientras continuaban su recolección, conversaban sobre sus planes y sueños.

"¿Qué les gustaría hacer cuando seamos mayores?" preguntó Hancock, mientras colocaba cuidadosamente las flores en su cesta.

Sandersonia pensó un momento antes de responder. "Me encantaría explorar más allá de la isla. Hay tanto por descubrir en el mundo."

Marigold asintió con entusiasmo. "¡Sí! Y yo quiero aprender más sobre las plantas y flores."

Unzen sonrió, sintiendo la camaradería de las demás. "Yo también quiero seguir aprendiendo también hacerme mas fuerte para ayudar a proteger la isla de cualquier amenaza. Pero por ahora, sigamos disfrutando de nuestra jungla."

Después de un rato, decidieron ir al mercado de Amazon Lily para ver qué había de nuevo. Al llegar, encontraron que había una variedad de nuevos productos, desde textiles coloridos hasta juguetes hechos a mano.

Hancock se acercó a un puesto de dulces y miró emocionada. "¡Miren estos! Nunca los había visto antes. Deberíamos comprar algunos para probar."

Sandersonia se rio. "Y quizás algunas frutas." Marigold encontró una tienda que vendía pequeños artículos de artesanía y mostró una figurita de madera. "¡Esto es adorable! me lo llevare a casa."

Unzen, con su típica sonrisa, bromeó mientras compraban. "¿Sabían que el dueña de esa tienda una vez intentó venderme una flor que se decía que traía mala suerte? Me rio cada vez que lo recuerdo."

Todas rieron mientras compraban la comida y otros artículos. El ambiente en el mercado era animado, y la alegría de la compañía hacía que el día fuera aún más especial.

Finalmente, regresaron a la casa de Hancock, Sandersonia y Marigold con sus compras y regalos. Se prepararon para cenar juntas, disfrutando de la comida que habían comprado y contando historias sobre sus aventuras del día.

"Estoy cansada", dijo Unzen mientras servía la comida en la mesa.

"Sí, yo también estoy agotada", añadió Hancock, sonriendo.

Sandersonia y Marigold asintieron, satisfechas con la comida y el tiempo que habían pasado juntas. La cena transcurrió entre risas y bromas, y cuando terminaron, todas se sintieron cansadas pero felices.

Al final de la noche, Unzen todavía estaba sentada en el comedor sola mientras pensaba "Ya han pasado cinco años desde que estoy en este mundo" levantándose camino hacia la puerta "Necesito entrenar mas. no quiero que Hancock y las niñas pasen por lo que pasaron" saliendo de la casa comenzó a caminar por la ciudad.

"Mi conocimiento de este mundo solo llega hasta la guerra de marineford. después de ahi no se absolutamente nada" caminando por las calles con las manos en la cabeza Unzen se rio "Fuhahaha, pero eso es bueno al menos puedo cambiar y ayudar algunas personas".

Deteniéndose en la calle Unzen miro al cielo y pensó "Hancock tiene diez años por lo que estamos en el año 1.503. ya son tres años de la muerte de Roger por lo que Ohara ya sufrió el buster call y Robin de 9 debería estar por ahi en el mar" alzando el brazo al aire para tapar la luna con la mano pensó "Vere la manera de encontrarla antes de crocodile.... este año nace Sanji, Zoro y Uta. el año que viene nace Nami y mas tarde Bell-mere encuentra a las niñas" sonriendo Unzen se da la vuelta y comienza a regresar a la casa.

Llego a la casa y entro. se dirigió a la habitación a dormir mientras pensaba "Tengo que despertar el Busoshoku Haki (Armament Haki) y encontrar la manera de aprender el Rokushiki (Seis estilos)" abriendo la puerta de la habitación se encontró con Hancock y sus hermanas durmiendo "Hahaha que pequeñas mas lindas".

Acercándose a la cama Unzen se acostó y acerco el cuerpo de Hancock para abrazarla "Tendré que encontrar un buena fruta del diablo, mas preferible una Zoan" Pensando eso Unzen comenzó a dormirse abrazando a Hancock con una sonrisa en la cara...

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Una semana después, en la jungla fuera de la ciudad.

Unzen corría por la densa jungla, esquivando ramas y saltando sobre raíces mientras un enorme jabalí la perseguía, sus gruñidos resonando entre los árboles. Tras unos treinta minutos de intensa carrera, Unzen finalmente se detuvo, jadeando mientras trataba de recuperar el aliento.

"Haaa... haaa... haaaa..." Se dejó caer al suelo para descansar y, girando la cabeza, miró al jabalí con una leve sonrisa. "Oye Mani, ya puedes irte. Mañana te traeré comida, lo prometo."

El jabalí la observó por un momento, resoplando ruidosamente antes de darse la vuelta y desaparecer entre la vegetación, dejando a Unzen sola en el claro.

"Haaa.... Bueno, debería comenzar con otra cosa..." Murmuró para sí misma mientras se levantaba, sacudiéndose la tierra de las manos. Se acercó a un árbol cercano donde una espada de madera con la forma de una katana estaba apoyada. Tomándola con ambas manos, la levantó sobre su cabeza y comenzó a balancearla con precisión y fuerza, una y otra vez, dejando que el sonido del viento cortado por la espada llenara el aire.

Después de varios minutos de práctica, Unzen comenzó a añadir movimientos más complejos a su rutina, combinando los golpes con giros rápidos y fintas, simulando un combate real. Sentía cada músculo de su cuerpo trabajar en perfecta sincronía, fruto de su intenso entrenamiento en solitario. Aunque no tenía maestros, su talento natural y los recuerdos de su anterior vida le habían permitido desarrollar habilidades sorprendentes para su edad.

El sonido de un tronco rompiéndose a la distancia la sacó de su concentración. Bajando la espada, dirigió su atención hacia donde provenía el ruido, agudizando sus sentidos. Percibió una presencia extraña en el rango de su Haki, algo que no había sentido antes.

Sin dudarlo, Unzen se dirigió hacia el origen del sonido, su katana de madera lista en su mano. "Veamos que diablos es eso" murmuró, avanzando con cautela pero decidida.

Unzen avanzó con cautela hacia la fuente del sonido. Sus sentidos estaban alerta, sus ojos morados escaneando la jungla en busca de cualquier signo de peligro. Mientras se acercaba, notó una leve sombra que se movía rápidamente entre los árboles, casi imperceptible.

De repente, un par de ojos dorados brillaron entre la maleza, y de un salto ágil, una joven pantera negra emergió de entre los arbustos, sus garras afiladas listas para atacar. La pantera, aunque joven, era ágil y fuerte, con un pelaje oscuro que se mezclaba perfectamente con la sombra de la jungla.

Unzen retrocedió un paso, evaluando a su oponente. "Vaya, es una pantera joven. parece que esto no será tan fácil" pensó mientras ajustaba su agarre en la katana de madera. La pantera emitió un bajo gruñido, sus músculos se tensaron antes de lanzarse hacia Unzen con una velocidad asombrosa.

El primer ataque fue rápido y directo. La pantera se abalanzó sobre Unzen con las garras extendidas, buscando derribarla. Unzen giró su cuerpo hacia un lado en el último segundo, sintiendo el viento cortado por las garras que pasaron a milímetros de su piel. Con un movimiento fluido, contraatacó con un golpe horizontal, pero la pantera saltó hacia atrás, esquivando la hoja de madera con facilidad.

La pantera no le dio tiempo a descansar, arremetiendo nuevamente con una serie de zarpazos rápidos. Unzen bloqueó el primer golpe con su espada, pero la fuerza del impacto la hizo retroceder un par de pasos. La pantera atacó de nuevo, esta vez apuntando a sus piernas. Unzen saltó, evitando las garras por poco, y usó el impulso para lanzar un ataque descendente, pero la pantera rodó hacia un lado, eludiendo el golpe.

Ambos adversarios continuaron intercambiando ataques y defensas, la jungla resonaba con los sonidos de su combate. Unzen se vio obligada a usar toda su agilidad y habilidad para mantener a la pantera a raya. Cada golpe que lanzaba parecía ser esquivado con facilidad, y cada vez que intentaba acercarse para un ataque decisivo, la pantera respondía con un contraataque feroz.

El combate se extendió, y Unzen empezó a notar el cansancio en sus brazos y piernas. "Es rápida y astuta," pensó mientras se tomaba un breve momento para recuperar el aliento, "pero todavía es demasiado joven"

La pantera, mostraba signos de agotamiento también. Su respiración se había vuelto más pesada, y sus movimientos, aunque todavía rápidos, empezaban a perder precisión. Unzen decidió aprovechar la oportunidad.

Esperó pacientemente, observando cada movimiento de la pantera, anticipando su próximo ataque. Cuando la pantera se lanzó de nuevo, Unzen giró sobre sus talones, esquivando el ataque, y con una rápida torsión de su cuerpo, logró golpear la pantera en el costado con la katana de madera. La pantera soltó un gruñido de dolor, rodando por el suelo antes de levantarse de nuevo.

Aprovechando el momento de debilidad, Unzen no le dio tiempo a recuperarse. Se lanzó hacia la pantera con una serie de golpes rápidos y precisos, acorralándola contra un árbol. La pantera intentó defenderse, pero su energía estaba disminuyendo. Con un golpe final, Unzen logró desarmarla, haciendo que la pantera retrocediera y cayera al suelo, jadeando.

Ambos quedaron inmóviles, mirándose fijamente. Unzen, con la respiración entrecortada, permanecía alerta, lista para cualquier movimiento inesperado. A pesar del cansancio, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras le hablaba a la pantera. "¿Qué te parece si te vas y vuelves mañana para otro round, eh?" La pantera, reconociendo su derrota, se levantó lentamente, dejando escapar un gruñido bajo antes de girar sobre sí misma y desaparecer en la espesura de la jungla.

Unzen se quedó en silencio, observando la dirección en la que la pantera había desaparecido. Bajó su espada, sintiendo una mezcla de alivio y respeto por el formidable oponente al que se había enfrentado. "Eso estuvo bien" murmuró, dejando escapar un suspiro mientras volvía a apoyarse en el árbol para descansar. cerrando los ojos Unzen se fue quedando dormida.

Así, en el silencio de la jungla, yacía una niña agotada pero satisfecha.

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Durante los siguientes dos años, la vida de Unzen se convirtió en una mezcla de entrenamiento intensivo y momentos de alegría compartidos con Hancock, Sandersonia y Marigold. Cada día en la jungla, Laki, la pantera joven como termino llamándola Unzen, se volvía una presencia constante, atacando a Unzen de diversas maneras. A veces, Laki la sorprendía con emboscadas calculadas, escondiéndose entre la vegetación densa antes de lanzarse con ferocidad. Otras veces, la enfrentaba directamente, desafiándola en combates cuerpo a cuerpo.

Estos encuentros diarios no solo obligaban a Unzen a mantener su guardia alta, sino que también le permitían afinar su Haki de Observación. Al principio, era un desafío anticipar los movimientos de Laki; la pantera era astuta y ágil, capaz de desaparecer en las sombras solo para reaparecer en el momento menos esperado. Sin embargo, con el tiempo, Unzen comenzó a percibir los cambios más sutiles en el entorno: el crujido de una rama, un susurro en la maleza, incluso el cambio en el viento que delataba la presencia de Laki antes de que atacara.

A medida que mejoraba su Haki, también lo hacía su destreza física. Los constantes enfrentamientos la obligaban a perfeccionar su velocidad, fuerza y reflejos. Cada día, sus movimientos se volvían más fluidos, sus ataques más precisos y sus defensas más efectivas. Laki, aunque seguía siendo un oponente formidable, comenzó a mostrar signos de respeto por Unzen, entendiendo que cada día era una batalla de voluntades tanto como de habilidades.

Entre estos duros entrenamientos, Unzen encontraba momentos de descanso y diversión con sus hermanas de corazón. Hancock, Sandersonia y Marigold. Los días que pasaban juntas en la ciudad de Amazon Lily estaban llenos de risas y camaradería. A menudo, exploraban los mercados locales, descubriendo nuevos productos y sabores, intercambiando bromas y comentarios mientras compraban comida o pequeños tesoros para decorar la casa de las hermanas.

En la casa de Hancock y sus hermanas, las noches eran tranquilas pero animadas. A veces, después de un largo día, se reunían en la pequeña sala, charlando sobre sus sueños y deseos mientras se acomodaban en el cálido y acogedor espacio. Hancock, con su naturaleza curiosa y protectora, siempre se aseguraba de que todas estuvieran cómodas, mientras que Sandersonia y Marigold contribuían con historias y ocurrencias que hacían reír a Unzen hasta quedarse sin aliento.

En otras ocasiones, llevaban sus aventuras a la jungla. Juntas, exploraban rincones desconocidos, recogían flores y frutas exóticas, y se retaban a pequeñas competencias, como ver quién podía escalar el árbol más alto o quién encontraba el escondite más ingenioso. Estas escapadas a la jungla no solo fortalecían su amistad, sino que también permitían a Unzen compartir con ellas los secretos que había aprendido de su tiempo a solas, enfrentándose a Laki.

El tiempo pasaba rápidamente, y con cada día que transcurría, Unzen sentía cómo se volvía más fuerte, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Su vínculo con Hancock, Sandersonia y Marigold se profundizaba, y su conexión con Laki, aunque no era de amistad, sí estaba basada en un respeto mutuo que solo podía nacer de años de enfrentamientos. El entrenamiento en la jungla, combinado con los momentos de felicidad compartida, formaba un equilibrio perfecto en la vida de Unzen, preparándola para el futuro que aún no conocía pero que esperaba con determinación y confianza.

Finalmente, al cabo de esos dos años, Unzen había alcanzado un nuevo nivel de habilidad. Su Haki de Observación era afinado, permitiéndole anticipar movimientos no solo de Laki, sino también de otras criaturas de la jungla. Su destreza con la katana de madera era impresionante, y su cuerpo había adquirido una fuerza y resistencia que solo podían provenir de un entrenamiento riguroso y constante. Pero, más que todo, había crecido en su capacidad para conectar con los demás, forjando lazos irrompibles con sus hermanas y aprendiendo a ver en Laki no solo a un oponente, sino a un compañero de entrenamiento y quien sabe. tal vez formarían una amistad más adelante.

Y así, con el sol ocultándose tras el horizonte, Unzen, con una sonrisa en los labios y el corazón lleno de esperanza, continuaba su camino, sabiendo que cada día la acercaba más a su destino.

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