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Cuando el sol se elevó en el cielo del este, Dong Li y Dong Huang fueron a cambiarse la ropa y prepararse para la escuela. Poco después, los dos salieron del cuarto cargando las mochilas escolares en sus espaldas.
Lu Jueyu les entregó las bolsas con el almuerzo y no pudo evitar recordarles:
—Xiao Li, Xiao Huang, recuerden tomar un descanso y no se sienten durante demasiado tiempo. Además, si pasa algo, busquen al maestro.
Asintieron y dijeron al unísono:
—Entendemos, Madre Adoptiva.
Ella les acarició suavemente las cabezas y dijo:
—Está bien, tengan cuidado en la carretera.
Después de que los niños se fueron, Lu Jueyu se dio vuelta y cerró la puerta con llave. Pero antes de que la puerta se cerrase, vio que Chen Lina estaba golpeando a Da Niu en la calle más abajo de la colina. No podía oír lo que decían debido a la distancia. Pero a juzgar por la situación actual, no parecía ser buena.
Se apresuró hacia la casa de la tía Li y tocó la puerta:
—Tía Li, ¿estás en casa?
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