—Quizás he sonado un poco demasiado duro ahora mismo, ¿no? ¿Te asusté? ¿Por qué lloras? Por favor, deja de llorar, ¿vale?
—¡Ashton Heath, me gritaste! —Joanna Lawrence. Mientras era persuadida, sus lágrimas, que todavía giraban en las esquinas de sus ojos, fluían incontrolablemente. Mordiéndose el labio y ahogándose, acusó:
— Ya estaba aterrada, y aún así me gritaste.
—¿Sabes lo peligroso que fue eso? Casi... casi quedo desfigurada.
Para una chica, estar desfigurada es más aterrador que la muerte.
Pensando en este incidente, Joanna todavía se siente temerosa.
Si no hubiera sido por Maddox Allenson bloqueándola en ese momento...
No se atrevería a pensar en las consecuencias...
Solo de pensarlo le recorre un escalofrío por la espalda.
El miedo la hizo sentirse aún más agraviada:
—Ni siquiera sabes cómo consolarme. En vez de eso, vienes y me gritas y me culpas. ¿Cómo pudiste hacer esto?
—Eres demasiado...
—Ya no quiero tratar contigo...
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