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La Noche con Jade y la Carrera

*8:00 pm**

Había estacionado el Mazda RX-7 fuera de la tienda y estaba esperando a Jade. Cuando salió, lucía increíble, con un vestido sencillo pero elegante. La madre de Jade la acompañaba y, tras la presentación atrevida de Reese, se marchó no sin antes darle algunas advertencias. Jade estaba un poco nerviosa pero no pudo evitar sonreír.

—Hola, preciosa —dijo Reese mientras abría la puerta del auto para Jade.

—Reese, viniste —respondió Jade, aún sorprendida.

—Claro que iba a venir, ¿qué esperabas? —dijo Reese con una sonrisa confiada.

—Bueno, no sabía qué esperar —dijo Jade, mirando al Mazda con admiración. Reese sonrió y le hizo un gesto para que se subiera.

**8:15 pm**

Con Jade a su lado, Reese condujo por la ciudad. El Mazda RX-7 rugía con potencia, atrayendo miradas a su paso. Decidieron dirigirse a un mirador desde donde se podía ver toda la ciudad iluminada.

—Este lugar es hermoso —dijo Jade mientras admiraba la vista.

—Sí, pensé que te gustaría —dijo Reese, apagando el motor y saliendo del coche. Se sentaron en el capó del Mazda, disfrutando del paisaje y de la compañía mutua.

—¿Así que realmente apostaste para ser mi novio? —preguntó Jade, rompiendo el silencio con una sonrisa divertida.

—Así es —respondió Reese con una risa—. Pero ahora veo que fue la mejor apuesta que he hecho.

Jade lo miró con ternura y se inclinó hacia él, besándolo suavemente. La noche estaba tranquila, solo el sonido distante del tráfico y las luces de la ciudad.

**9:00 pm**

Después de un rato, decidieron dar un paseo por el parque cercano. Había una feria instalada con luces brillantes y una noria gigante.

—Vamos a subirnos —sugirió Reese, tomando la mano de Jade.

—¿A la noria? ¿No tienes miedo? —preguntó Jade, siguiéndolo.

—¿Yo? Miedo a nada —dijo Reese con una sonrisa desafiante. Subieron a la noria y, desde la cima, pudieron ver toda la ciudad una vez más, esta vez desde una perspectiva diferente.

—Gracias por traerme aquí, Reese. Esto es realmente especial —dijo Jade, apoyando su cabeza en el hombro de Reese.

—Lo especial eres tú, Jade —respondió Reese, abrazándola.

**10:30 pm**

Decidieron regresar al auto y dar una última vuelta antes de que Jade tuviera que regresar a casa. Mientras conducían, Jade no podía dejar de admirar lo bien que se veía el Mazda RX-7 y lo emocionada que estaba por el esfuerzo de Reese en su restauración.

De repente, el teléfono de Reese sonó. Era una llamada de un número desconocido, pero decidió contestar.

—¿Hola? —dijo Reese, un poco intrigado.

—Hey, Reese. Soy Han. He escuchado sobre tu Mazda RX-7. Esta noche hay una carrera en el centro. Grandes apuestas. ¿Te interesa? —dijo la voz al otro lado de la línea.

Reese se quedó pensativo por un momento. Las carreras eran su pasión, y la oportunidad de mostrar el RX-7 recién restaurado era tentadora.

—Cuenta conmigo, Han. Nos vemos allá —respondió Reese, colgando el teléfono.

—¿Quién era? —preguntó Jade, curiosa.

—Un amigo. Hay una carrera esta noche y me invitó a participar. ¿Te gustaría venir? —preguntó Reese.

—Por supuesto. Pero, ¿no te preocupa? —preguntó Jade.

—No, confío en mi auto. Además, será divertido. Solo déjame hacer una parada en casa para recoger a mis hermanos —respondió Reese con una sonrisa.

**11:00 pm**

Reese llegó a casa y rápidamente explicó a Malcolm y Dewey sobre la carrera. Ambos estaban emocionados, especialmente Dewey, quien insistió en ir pegado a Reese.

—¿Y mamá y papá? —preguntó Malcolm.

—Papá está en la cochera y mamá en el trabajo. Vamos, no podemos perder tiempo —dijo Reese mientras agarraba su chaqueta y un fajo de billetes.

**11:30 pm**

Con todos en el coche, Reese se dirigió al lugar de la carrera. El centro de la ciudad estaba lleno de luces y ruido. La adrenalina era palpable en el aire.

—Esto es increíble —dijo Malcolm, asomándose por la ventana.

—Sí, lo es. Pero recuerden, manténganse cerca de mí y no se metan en problemas —advirtió Reese.

Llegaron al lugar de la carrera y Reese estacionó el Mazda en una fila de autos impresionantes. Han se acercó para saludarlos.

—Reese, este es tu auto. Luce increíble —dijo Han, inspeccionando el Mazda.

—Gracias, Han. Estoy listo para la carrera —respondió Reese.

—Bien, la carrera es en una hora. Las apuestas son altas, así que prepárate —dijo Han, guiñándole un ojo.

**12:30 am**

Reese estaba listo en la línea de salida. Jade, Malcolm y Dewey observaban desde un lugar seguro. La tensión aumentaba mientras los autos rugían en anticipación.

—Buena suerte, Reese —dijo Jade, dándole un beso rápido antes de que se subiera al auto.

Las luces se pusieron en verde y los autos salieron disparados. El Mazda RX-7 de Reese se lanzó hacia adelante con una velocidad y agilidad impresionante. Reese sentía cada vibración del motor, cada cambio de marcha como una extensión de sí mismo.

La carrera fue intensa. Los competidores eran expertos, pero Reese mantenía la delantera. Las calles de la ciudad se convirtieron en un circuito lleno de giros cerrados y rectas peligrosas. Reese estaba en su elemento.

**1:00 am**

Después de una carrera reñida, Reese cruzó la línea de meta en primer lugar. La multitud estalló en aplausos y gritos. Había ganado.

—¡Lo hiciste! —gritó Jade mientras corría hacia él.

—Sí, lo hice —respondió Reese, abrazándola con fuerza. Malcolm y Dewey también se unieron a la celebración, emocionados por la victoria.

Han se acercó, sonriendo y extendiendo un fajo de billetes.

—Buena carrera, Reese. Te lo ganaste —dijo Han.

—Gracias, Han. Fue increíble —respondió Reese, guardando el dinero.

**2:00 am**

Reese, Jade, Malcolm y Dewey estaban de vuelta en casa. La noche había sido un éxito rotundo. Reese dejó a sus hermanos en sus habitaciones y se despidió de Jade, quien estaba encantada con la aventura.

—Esta ha sido una de las mejores noches de mi vida —dijo Jade antes de despedirse.

—Para mí también, Jade. Gracias por acompañarme —respondió Reese, dándole un último beso.

Reese se recostó en su cama, reflexionando sobre el día. Desde la restauración del Mazda hasta la cita con Jade y la emocionante carrera, todo había salido perfecto. Sabía que vendrían más desafíos, pero por ahora, disfrutaba del momento.

Se quedó dormido con una sonrisa en el rostro, soñando con futuras carreras y nuevas aventuras.

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