—¡Hey! ¡Ya pueden dejar de entrenar! —La voz del Gerente resonó, haciendo eco en toda la cima de la montaña.
Unos minutos después, toda la Facción Selladora de Demonios se reunió ante ella, cada uno con las marcas de su intenso entrenamiento, con moretones y ropa ensangrentada como prueba de su esfuerzo.
—¿Pasó algo, Gerente? —Wang Ming le preguntó.
—Nada en realidad, pero vuestro líder ha regresado.
—¿Líder? ¿Yuan? ¿Ha vuelto? —Los ojos de Chu Liuxiang brillaron con emoción al escuchar esta información.
—Sí, y os está esperando en la casa, así que por hoy han terminado.
—Gracias por hoy, Gerente. —Le dijeron antes de correr de vuelta a la casa.
Algún tiempo después, de vuelta en la casa.
—¡Yuan! —Chu Liuxiang se lanzó hacia Yuan y se tiró sobre él sin dudar.
—Ha pasado un tiempo, Liuxiang. Todos. —Yuan los saludó con una calma sonrisa.
—Bienvenido de vuelta, Yuan. —Meixiu fue la primera en responder, su cara con una gentil sonrisa.
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