La caída de Falcon Scott (35)

La monstruosa orca asesina cortó la oscuridad carmesí, descendiendo sobre la etérea flor de tela blanca. Su boca se abrió, revelando una empalizada de aterradores colmillos. Sus ojos azules se habían vuelto de un rojo profundo, brillando como reflectores y llenos de intención asesina.

A medida que el gran depredador se acercaba, la pálida flor explotó con movimiento. Los pétalos más cortos giraron, creando una barrera de tela blanca alrededor de la pequeña y oscura figura oculta en su centro. Los más largos, que habían estado flotando grácilmente en las corrientes, de repente se contrajeron y se lanzaron hacia adelante como tentáculos.

—Ola de Sangre rugió.

Poderosas corrientes alrededor de su cuerpo se agitaron, avanzando para encontrarse con los pétalos. Esquivó con agilidad, continuando su avance mientras su mandíbula se cerraba sobre uno de los tentáculos blancos.