En la mañana, partieron hacia el castillo.
Antes de abandonar el refugio seguro de la torre de granito, Effie les dio una lista de instrucciones:
—Sigáme detrás. Escuchen todo lo que diga. No hagan ningún ruido. No sangren. No piensen demasiado. Algunas de las criaturas pueden escuchar pensamientos ruidosos, otras pueden sentir emociones fuertes. Así que tampoco sientan miedo.
Sunny la miró con una expresión sombría. ¿Cómo se suponía que debía controlar lo que sentía?
La vigorosa cazadora sonrió.
—¿Qué? ¿Nunca intentaste resolver ecuaciones matemáticas en tu cabeza para impresionar a una chica linda? Solo haz lo mismo.
Mientras las mejillas de Sunny comenzaban a ponerse rojas, ella rió y se dirigió a Cassie y a Neph:
—Corrección. Ustedes dos, traten de no sentir miedo. Doofus, tú trata de no emocionarte demasiado. Si caminar detrás de mí resulta ser demasiado, pide que te abofeteen, ¿de acuerdo?
Sunny frunció el ceño y dijo apretando los dientes:
—Eso... no será un problema.
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