Los ojos de Cielo se abrieron con sorpresa. Calló por un largo rato, luego sus ojos miraron nerviosamente alrededor. Zamiel sabía que tenía mucho que considerar antes de casarse, y por eso le propuso matrimonio. Era la manera perfecta de solucionar el problema.
Él no quería sólo marcarla. ¿Qué significaría eso sin casarse? ¿Qué papel tendría él en su vida? Ella vivía en el mundo humano y la marca sólo diría a los demonios que ella era suya.
Si iba a ser suya, quería que el mundo entero lo supiera. Demonios, humanos y brujas. No quería confusión de su parte ni de la de ella. Quería que fuera suya en todo sentido. Cada parte de ella, humana, demonio o bruja, quería tenerlo todo. Si una parte de ella no estaba lista o no lo quería, entonces sería mejor no marcarla de nuevo.
Cielo parecía confusa. Él sabía que estaría. Ella tenía sus sueños de convertirse en gobernante y todavía era joven con una larga vida por delante. No esperaba una respuesta inmediata.
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