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Callejon Diagon

El tiempo paso, rápidamente, dejo de recibir las clases y se dedico a disfrutar de su tiempo antes de ingresar a hogwarts. Se dedicaba a divertirse junto a tilly y sus sombras.

Y una semana antes del comienzo de las clases. Rigel se encontraba jugando con tilly y alba. Rigel se deslizaba por el pasto, suspendido a unos centímetros del suelo. Vorago, quien se habia convertido en una capa y se negaba a soltarlo, lo elevaba sobre el suelo.

~Hahahah, puedo volar~ pensó alegre y orgulloso, ya que sabia que aquí, era era casi imposible el vuelo sin varita.

De pronto, tilly, levanto la vista, y observo como una lechuza volaba hacia rigel.

-Parece que me reuniré con dumbledore, mañana- hablo a tilly mientras leía la carta.

-Amo rigel, debe prepararse, para reunirse con el director Dumbledore- dijo su nombre con reverencia.

-Tranquila, tilly, estaré bien- respondió sin cuidado.

Luego de la cena, rigel fue a su cama, pero no lograba conciliar el sueño. tenia una mezcla de emoción y miedo. Al fin iba a conocer a dumbledore, el mago mas grande de todos los tiempos. pero temía que este lograra leerle la mente.

~Me mataría?, me daría esa poción de la verdad y me obligaría a decirle todo?~ se pregunto

~No importa, veremos como nos va mañana chicos~ hablo al aire y su sombra dio un pequeño susurro.

Estamos contigo.

Al día siguiente, en la entrada de la mansión estaba rigel, vestido limpiamente con vorago sobre sus hombros y tilly a su lado.

De pronto hubo un chasquido y como si saliera de un remolino, apareció el mismísimo dumbledore frente a ellos.

Al acercarse a ellos, este los saludo con una sonrisa.

-Hola, joven Lestrange y hola...- pregunto

-Tilly, el nombre de esta elfa domestica es tilly, gran mago dumbledore- respondió con una reverencia.

-Hola, tilly, mi nombre es como ya sabrán, Albus Dumbledore y soy el director de la escuela Hogwarts- se presento haciendo una pequeña inclinación modo de saludo.

-Hola, profesor, dumbledore, mi nombre es Rigel Lestrange- devolvió el saludo haciendo una reverencia como bien le habia enseñado tilly durante sus clases de comportamiento.

-Bueno, en ese caso, será mejor que nos pongamos en marcha, tenemos mucho que ver. Prometo traerlo antes de la cena tilly- dijo con una sonrisa.

-No hay de que preocuparme, estando el amo rigel, con usted, gran mago dumbledore- dijo rápidamente mientras volvía a inclinarse.

-Si me permite, señor rigel, sujetes a mi brazo- hablo extendiendo su antebrazo.

-Vuelvo pronto, tilly- dijo con una sonrisa antes de que ambos desaparecieran frente a ella.

-Vuelve pronto, rigel- con una preocupación que no pudo borrar de su rostro a pesar de saber la persona que acompañaba a su pequeño.

La desaparición fue algo nuevo para el, como si le dieran un golpe en el estomago y tan pronto como vino, se fue la sensación y ahora se encontraba frente a un bar de aspecto viejo.

El Caldero Chorreante. leyó el letrero sobre la entrada.

-Veo que no es la primera vez que se aparece, joven rigel- señalo

-No, es la primera vez que lo hago, aunque me siento un poco mareado de mi ojos- respondió, enfocando sus ojos. su respuesta sorprendió a dumbledore.

Dejando de lado el tema, rigel siguió al director al interior del bar. Apenas entro, dumbledore fue saludado por varios de los que se encontraban tomando una copa.

-Hola, dumbledore, que te trae por aquí- saludo tom, el dueño del bar.

-Hola, tom, vengo a acompañar a un estudiante, sabes que es una tradición- explico mientras daba un paso al lado.

-Hola jovencito, debes saber que es un gran honor ser guiado por el mismísimo, dumbledore. Cual es tu nombre pequeño?- pregunto cortésmente.

-Rigel Lestrange- respondió con firmeza.

el bar se sumió en un silencio absoluto. todos conocían el apellido Lestrange, fieles seguidores del señor tenebroso.

-Y- Ya veo, bueno, que tenga suerte, debo ver algo en la cocina- tartamudeo y con miedo en su voz, se escapo lejos del mostrador. mientras los clientes se alejaban de el y clavaban sus miradas a la mesa lo mas cercano posible, acomodándose sus capas. parecían que hacían todo lo posible para que no lo reconocieran.

-Bueno, entonces nos marchamos, que tengas buen día, tom- dijo algo incomodo, alzo la voz para que el dueño que estaba oculto en el marco de la cocina lo escuchara. y abriendo la puerta y cerrándola con un poco de fuerza, para dejar constancia de que se retiraban del bar. terminaron en la parte trasera del bar, donde se encontraba una contenedor de basura pegado a la pared.

-Recuerda, el patrón, 3 arriba y 2 a la derecha- señalo tocando la pared con su varita.

El espectáculo de ver los ladrillos reacomodarse los sorprendió, pero no tanto como ver el callejón diagon en todo su esplendor, una calle llena de tiendas y abarrotada de personas.

-Supongo, que es la primera vez, fuera de la mansión Lestrange- dijo con una sonrisa bonachona.

-Si doy un paso mas, será los mas lejos que he estado de mi hogar, en mi vida- repitió la frase que le venia a la cabeza que mas adecuada creyó.

-Hahaha, vamos joven, tenemos un buen recorrido por delante- dijo, con una sonrisa, reconociendo la sabiduría de lo que acaba de decir. Lejos de casa con la incertidumbre de la cercanía a lo desconocido y el alejamiento de todo lo que conocido.

~Sin dura este muchacho es diferente a lo que creí~ pensó el profesor

-Necesitas ir al banco, joven Lestrange?- pregunto el profesor.

-No hace falta, profesor- respondió alzando una pequeña bolsa que tintineaba. la bolsa se la entrego tilly ayer, para que no perdiera el tiempo en el banco.

Primero fueron a Madame Malkin: Túnicas para Todas las Ocasiones.

-Oh, profesor dumbledore, es un honor tenerlo aquí en mi tienda, esta acompañando a un estudiante- pregunto acostumbrada.

-Si madam Malkin, este joven necesitara un uniforme para asistir a la escuela- dijo presentando a rigel.

-Que apuesto muchacho, ven, acércate para medirte- dijo con experiencia. Mientras media su cuerpo con una cinta que se deslizaba por su cuento alrededor de su cuerpo, rigel le interrumpió cuando le pregunto la cantidad de capas que quería.

-Sin capas, madam malkin, ya tengo la mía- dijo refiriéndose a la capa sobre sus hombros.

-Oh muchacho, debe ser tu capa favorita, pero también debes tener en cuenta que el ambiente en la escuela es muy movido, por lo que te sugiero que compres unas mas para usar cuando se desgaste o rompa durante el año escolar- razono amablemente.

-Descuide, estaré bien, con la capa que llevo- dijo decidido.

-Esta bien, jovencito, dime tu apellido para anotar en las etiquetas que irán en tu uniforme- dijo ignorando su extraña petición de no capas.

-Lestrange- La situación se repitió. la dueña se congelo en el lugar donde se encontraba. Luego levanto la vista, con una sonrisa incomoda. como si su mano estuviera manejando hierro al rojo vivo con las manos desnudas, su trabajo se acelero antes de marchar al interior de la tienda y preparar los uniformes lo mas rápido posible.

-Es mi apellido verdad?- dijo indiferente ante el comportamiento de madam malkin.

-Así es, joven rigel- respondió con honestidad. Rigel no volvió a hablar hasta que regreso la encargada y le entrego un paquete con su uniforme en el interior.

-Son 25 galeones- dijo en un susurro apenas audible.

Rigel metió la mano en su bolsa con los galeones y le dio la cantidad que dijo. madam malkin extendió su temblorosa mano y al recibir el dinero se inclino para despedirlo. no lo despidió, se quedo en silencio.

La situación no se repitió, ya que las demás tiendas no requerían que diera su nombre.

Visitaron varias tiendas y rápidamente. comprando los libros y los materiales de pociones y alquimia. dejando para el final la tienda de ollivanders.

-No vas a comprar una lechuza?- pregunto curioso, aun recordando la enorme ave que tenia.

-No la necesito, ya tengo una- respondió con presteza

-Debe saber que ese tipo de ave, si bien no esta prohibido, le debo pedir que lo llame solo cuando lo necesite, ya que si se queda en hogwarts, las lechuzas se negaran a vivir en la torre - expuso.

-Descuide, profesor, no molestara a nadie- respondió brevemente. su mirada se quedo fija en la tienda de varitas. mentiría si dijera que no estaba emocionado al respecto.

Dando un ultimo vistazo al letrero "Ollivanders: Fabricantes de Varitas desde el 382 a.C."

Ingreso a la tienda, haciendo que la campanita en la parte superior sonara.

De pronto. Rigel escucho una susurro que venia del fondo de la tienda.

~Debe estar ocupado~ penso

-Ya voy, ya voy- anuncio una voz anciana luego de un par de minutos.

-Hola, ollivander- saludo

-Hola, dumbledore, que te trae por aquí?- saludo, antes de desviar su vista a rigel.

-Es un nuevo estudiante- presento.

-Y necesitara una varita- termino la frase

-Hola, señor ollivanders, mi nombre el rigel lestrange- se presento

-Hola joven lestrange. y bien?, dígame cual es su brazo dominante- dijo ignorando el apellido y siguió actuando con naturalidad.

Una cinta se disparo y empezó a medir su cuerpo, desde la punto de sus dedo a su hombre, del hombro al suelo, incluso midió su cabeza.

Luego desapareció y volvió a aparecer con una caja en sus manos.

-Ah, joven Lestrange. Las varitas, ¿sabes? Son algo especial. Ellas eligen a su dueño. Es un proceso bastante enigmático y complejo. No se trata solo de su tamaño o material. Una varita que no te elija puede traer problemas, problemas serios, te lo advierto- explico ollivander.

-Tome esta, 13 pulgadas, madera de abeto y núcleo de fibra de corazón, de gran poder y capaz de formar lazos fuertes con sus dueños- presento. Rigel la tomo y al instante sintió un rechazo.

Mirando hacia su pecho, rigel noto como el pendiente de su collar, temblaba.

Luego volvió a escuchar el susurro, al final de la tienda. eso lo desconcertó ya que creyó que el ruido era producido por ollivanders.

Ollivander le arrebato la varita y le ofreció otra.

-Madera de tejo y núcleo pelo de thestral- y tan pronto como la tomo, se la arrebato.

Y así continuo, a medida que probaba mas varitas, el susurro al fondo de la tienda se hacia mas claro y mas insistente. hubo momento en que ollivanders tuvo que alzar la voz para captar su atención. cosa que no escapo de la atención de dumbledore, quien estaba detrás de el.

Luego de un par de horas, ollivanders, quien tenia una sonrisa de oreja a oreja. siguió sacando cajas de varitas. dispuesto a encontrar una varita para este joven mago.

-Rara vez tengo un cliente tan difícil, pero seguro que tengo una varita por aquí- hablo mientras extendía otra varita para que rigel la tomara. pero este mantuvo su mano abajo.

-Disculpe, señor ollivanders, pero puedo buscarla yo?- pregunto cortésmente.

-Oh, ya veo, en ese caso, por favor, joven lestrange, busca a su compañera destinada, hasta aquí llega mi experiencia- aceptando la solicitud lo siguió mientras rigel recorría los estantes, pero acercándose cada vez mas hasta la parte trasera de la tienda. se detuvo en el umbral.

-Puedo?- pregunto

-Claro, muchacho- dijo expectante.

Rigel entonces fue de frente hasta el final de la habitacion, cruzo el taller donde creaba las varitas y bajo las escaleras al final de la habitacion, llegaron a un sota. rigel siendo seguidos por ollivanders y dumbledore, quienes curiosos solo veían como el joven lestrange se dirigía hacia un extremo del sonta donde habia varios tipos de madera colocados sobre una repisa.

Se detuvo frente a una repisa vieja, en la esquina mas recóndita, ahí habia en una esquina y apoyada contra la pared, una rama de madera de color negro y de un metro y ochenta centímetros de largo.

Al estar frente a el báculo, el collar que tenia en su cuello salió, disparado a encontrarse contra. Rigel extendió la mano y atrapo la cadena evitando el avance hacia el bastón.

-Que es esa madera- pregunto, apretando su mano con fuerza, para evitar que el collar avanzara.

-Ese es una madera que intento trabajar mi abuelo, es casi una reliquia familiar por lo vieja que es. fue extraída de un árbol que se formo de un cráter- explico

-Un cráter?- pregunto

-Si. Puede que no lo sepas pero el metal de mas alta calidad que existe es el hierro meteórico. cuando cae un meteorito, casi siempre los duendes son los primeros en llegar, nadie sabe como, pero toman el meteorito y lo reclaman como suyo. de ahí forman las mas hermosas joyas y reliquias. La espada de gryffindor esta hecha en parte con ese metal. mi abuelo intento llegar a uno de esos meteoritos pero no lo logro. exploro varios cráteres en busca de un trozo que hubiera escapado de la detección de los duendes pero fue inútil. Hasta que un día noto como crecía un pequeño retoño del mismo cráter. entonces rego y cuido ese árbol en secreto pero solo creció hasta un metro y ochenta centímetros y era de color negro como el hierro, nunca dio hojas o frutos ese árbol. Al ver como este no crecía mas. lo tomo y lo trajo aquí, para estudiarlo, creyó que podía usar la madera para crear varitas pero fue inútil, no pudo cortar ni un pequeño trozo. sigue intacto- explico señalando el árbol.

-Parece que hay una especia de conexión entre el bastón y el collar del joven Lestrange- expuso dumbledore.

-Adelante joven, es tuyo. de todas formas solo junta polvo aquí adentro. si eres capaz de darle uso, estaré mas que dispuesto a que lo tomes- motivo ollivanders.

Rigel, poco a poco fue soltando el collar, cuando lo soltó por completo, la lagrima que ahora tenia las venas de color blanco por completo rompió la cadena que la sujetaba. se lanzo hacia el extremo del bastón, por donde se encontraban las raíces y estas se cerraron al rededor de la gema con forma de lagrima, como un puño.

El bastón empezó a temblar como si estuviera despertando y su color fue cambiando, adquirió un tono mas marrón y de aspecto mas rustico. Su grosor se igualo a lo largo del cuerpo acomodándose a la mano de rigel y el extremo superior se notaba abultado, debido al puño que se formo cuando las raíces se envolvieron al rededor de la lagrima.

El bastón floto y se acerco lentamente hacia rigel, quien lo tomo con una mano. De pronto una ventisca salió disparada y con fuerza, viajo hasta la entrada de la tienda. rompió la vitrina y viajo a través de las calles haciendo que los magos que se encontraban caminando por el callejón tuvieran que sujetar sus capas y sombreros con fuerza para que no fueran arrancados por el viento.

-Veo que al fin encontró su varita o en este caso su bastón joven Lestrange-dijo con una sonrisa.

-Que interesante reacción, si que es algo increíble- dijo sorprendido albus.

Rigel seguía quieto mientras sentía el bastón en su mano, sintió la fuerza y un sentimiento de emoción lo lleno por completo. como si al fin estuviera completo. Se giro y abrazo con fuerza a ollivanders.

-Gracias, muchas gracias- agradeció.

-Tranquilo, muchacho, me alegro que al fin encontrara un compañero- hablo refiriéndose al bastón.

-Enserio le estoy agradecido- agradeció nuevamente.

-Serán 15 galeones, eso incluye el precio de la vitrina- dijo amablemente.

Rigel, saco rápidamente los galeones y los pago sin chistar.

~Que interesante muchacho~ pensó dumbledore, mientras ambos salían del callejón diagon.

Rigel en ningún momento quito la vista del bastón, ignorando a las personas que caminaban apresuradamente y chocando con varios postes.

Aparecieron frente a la mansión, donde tilly se encontraban. parecía que desde que se fueron, no se habia movido.

-Amo rigel, ha vuelto- dijo con una enorme sonrisa y la voz chillona.

-Hola, tilly, mira lo que traje- hablo extendiendo el bastón para que tilly lo observara de cerca.

-Te veré luego, joven Lestrange. espero con ansias tu llegada a Hogwarts- dijo con una sonrisa y desapareció.

-Le veré luego profesor, dumbledore- se despidió rigel, antes de marchar al interior de la mansión, caminando tomado de la mano con tilly mientras le explicaba su viaje al callejón diagon.

En el callejón diagon, un rumor se expandió como pólvora.

Bellatrix y Rodolphus Lestrange habían tenido un hijo y este iba a asistir a Hogwarts.

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