—Mientras me recuerdes, una parte de mí siempre vivirá dentro de ti y una parte de ti siempre estará conmigo.— dijo Phloria.
—No.— Lith sacudió la cabeza. —Ya pasé por esto y sé cómo termina. El momento en que mueras, esa parte de mí morirá contigo. Para siempre.—
—Gracias por estar aquí conmigo en mis últimos momentos.— Phloria acarició su rostro de nuevo. —Me alegra que hayas sido mi primer novio y, de alguna manera, también el último. Adiós, mi amado maestro.—
Se rió del siglo de servidumbre que el Consejo le había impuesto y luego lo besó.
Fue apenas un beso, pero transmitió todos los sentimientos que aún sentía y el calor de su alma.
Su cuerpo se desvaneció, comenzando por los pies, dejando los labios para el final.
Dejando a Lith solo.
El Vacío estaba a su lado, con la misma apariencia que Derek McCoy tenía en vida. Solo la piel de un negro intenso y los ojos blancos delataban su estado de no muerto.
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