—¿Por qué me estás dejando ir? —El Dragón Esmeralda logró decir después de que Thrud erigiera un muro entre ellos para ocultarse de su vista y abriera una salida para él.
—Necesitas mis Llamas del Origen para tu ejército. Me necesitas como tu general. Has pasado meses entrenándome, compartiendo tus planes de conquista conmigo. ¿Cómo puedes liberarme sabiendo que puedo traicionarte en el momento en que salga de aquí y arruinar todo?
—No necesito un esclavo. Ya tengo muchos de ellos gracias a mi loco padre. —Dijo entre sollozos—. Siempre puedo encontrar otro Xedros para las Llamas del Origen. Mogar está lleno de idiotas como él.
—La única razón por la que te necesitaba era porque pensé que, después de cientos de años de soledad, de ser tratada como nada más que la descendencia del Rey Loco, finalmente había encontrado a alguien con quien compartir mi vida.
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