Los seis Guardianes reunieron sus recursos para encontrar una manera de contener las ciudades perdidas a las que tenían acceso, deshacerse de todos aquellos cuya destrucción tendría consecuencias mínimas y mantener bajo control a tantos supervivientes en Jiera como fuera posible.
Todos los Guardianes en Mogar usaban las ciudades perdidas como recordatorios constantes de las consecuencias que la Magia Prohibida tenía y de cómo, incluso cuando tenía éxito, su práctica requería un costo cien veces mayor que el resultado.
Las personas que crecían a su sombra rara vez se atrevían a incursionar en las Artes Prohibidas, mientras que quienes vivían lejos de las ciudades perdidas agradecían a los dioses por su suerte y hacían todo lo posible para mantener las cosas de esa manera.
—¿Qué opinas de la anomalía? Acordamos enviarlo a tu continente para que estudies a Lith y obtengas tu opinión. —preguntó Tyris.
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