—¿Estás vigilándome? Se había formado un charco de sustancia similar al alquitrán debajo de Phloria. Su hedor era tan terrible que casi hizo que las chicas se desmayaran.
—Siempre. No te preocupes, yo soy el único que puede ver ahí dentro debido a mi vínculo con Solus.
—Lo siento. Friya suspiró. —No debería haberme desahogado contigo. Sé que aunque ustedes dos ya no estén juntos, te importa Phloria. Es solo que me siento tan impotente y asustada que mi boca se descontroló.
—No hay necesidad de disculparse. Sentiría lo mismo si no tuviera años para prepararme para este momento. Además, no dejé que Phloria escuchara tu arrebato anterior, así que podemos fingir que nunca sucedió. Lith tomó su mano y Friya finalmente dejó que las emociones de ese horrible día la abrumaran.
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