—Durante mi cuarto año en el Grifo Blanco, solo me acerqué a él porque necesitaba un amigo. Estaba cansada de que todos a mi alrededor, incluso mi familia, intentaran convertirme en la persona que creían que debía ser. —Phloria lanzó un hechizo de Silencio, para asegurarse de que nadie escuchara.
—Con el tiempo, me fui sintiendo más atraída por Lith no por su poder o talento, sino porque era el único que me veía tal como era y me aceptaba de todos modos. Nunca le importó si siempre llevaba una espada conmigo o si llevaba pantalones en lugar de un vestido.
—Fue liberador después de ser pesada, medida y encontrada insuficiente toda mi vida, sin importar cuánto esfuerzo pusiera en ello.
Aparte de Quylla, todos podían relacionarse con sus palabras. Pertenecer a una noble familia significaba una vida de deber, y competir con todos desde el nacimiento, sin importar si eran pares o miembros de la familia.
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