—Entonces dibujarás mientras estás en cama —dijo Christian con un tono frío e insensible.
—Jaja... —Zen no pudo evitar reír al oír lo que dijo. Sin embargo, sus lágrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas mientras reía.
Así era el hombre al que había amado con todo su corazón durante tantos años. Ella sabía desde el principio que Christian no la amaba en lo más mínimo. Era un hombre tan frío, carente de emoción e insensible. Zen comenzó a dudar de sí misma, preguntándose por qué alguna vez se sintió atraída hacia él en primer lugar.
De repente, cree en la retribución. Debe haber sido una terrible pecadora en su vida anterior para haber encontrado tal retribución en esta vida.
—¿Y si te dijera que no volveré a casa contigo nunca más? —Zen solo quería alejarse de él lo más posible. En el pasado, estaba tan ansiosa por estar al lado de Christian, pero ahora, todo lo que quería era mantenerse lejos de él.
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