Max le había enviado casi veinte videos y 50 fotos. Aún así, no podía encontrar el rostro de su madre en ninguno de ellos, ni siquiera el rostro familiar de su madre que solía usar cuando se disfrazaba.
—¿No encontraste ninguno? Intenta buscar similitudes en cada video e imagen —dijo Max.
Scarlett intentó volver a buscar. Después de que Max le habló sobre la similitud, la vio al instante.
—Dios mío, Max, tienes razón. Esto es realmente sospechoso... —Sintió escalofríos por todo su cuerpo al mirar a una mujer desconocida que había aparecido en casi todos los videos que veía. Y también en la foto.
Su rostro no estaba bien cerrado, pero en cada foto y video parecía transmitir un mensaje silencioso, como si estuviera enviando un código a alguien.
—Max, escucha... A partir de ahora, usa el rostro de esta mujer para localizarla en esta isla. Por favor, hazlo más rápido —dijo Scarlett, con la voz temblorosa.
—Sí... —La voz de Max se apagó.
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