webnovel

Capítulo 9: Los 8 puntos

—Shikadai, ¿viste Five Hero Fighters anoche? —preguntó Inojin desde su lado mientras caminaba.

—Por supuesto que no, sabes muy bien que tuvimos tarea que nos dejó Tsunade-sensei.

Shikadai se tomó un segundo en mirar a su amigo, aparte de también mirar ambos lados de la calle antes de cruzar.

—Ah cierto... Mmm... —Inojin permaneció en silencio por unos segundos—. ¿Me das tus apuntes para copiarlos?

—¿No lo has hecho? —preguntó atónito el azabache hacia su amigo.

—¿Sabes lo cansado que estaba después de haber corrido mucho?

—Si, lo sé perfectamente —se erizó la piel al recordar su cuerpo cansado—. «Ni siquiera podía sentir mi cuerpo entumecido. Aunque, también lo fue hacer todo los trabajos.»

Fue todo un cansancio en tratar de terminar los trabajos que había dejado su profesora. Nunca tenía misericordia con sus alumnos, aún si tenían o no sus dones. Pensó que tal vez ella debería de see un poco suave con ellos, debería de hacerlo, no todos tienen la misma resistencia que algunos con dones. Sin embargo, también entendía que todos esas sobrecargas de entrenamiento eran para hacerlos más útiles y lo apreciaba, pero...

¿Ella no sabe que ellos podrían morir de cansancio o sobre esfuerzo en sus cuerpos?

Él pensó en "si tan solo fuera menos exigente con nosotros, tal vez me esforzaría un poco más", aunque claro, era mucho más fácil pensarlo que decirlo. Una palabra y estaría en la enfermería, aunque no le daba importancia a eso último teniendo a una enfermera tan bella en su escuela.

Aun pensando en eso, al poco tiempo de ayer, Boruto era de los que más se quejaba en ese trato de Tsunade Senju, pero ayer fue diferente al verlo correr sin queja alguna. Se comportaba muy obediente, eso de por sí solo era muy inquietante, siendo Boruto, el mismo que conocía desde que lo conoció cuando entro a esta escuela, la es de muy bajo nivel.

La mayoría de muchos no han desarrollado en donde estudian, pero siempre hacían lo que podían. Algunos lo consiguen a duras penas su Despertar, pero hay personas que al final parece que nunca les llegará.

—«Me pregunto si podremos tenerlo.» —el azabache suspiró.

—Shikadai, el semáforo. —dijo Inojin.

—¡Ah!

Tan pronto vio como el Yamanaka estaba un tanto lejos de su distancia al frente, se apresuró para alcanzarlo en medio de la calle para cruzar.

Nuevamente se había perdido en sus pensamientos. Un hábito muy malo que tenía desde que tenía memoria.

En cuanto pasaron por las siguientes cuatro cuadras llegaron a la entrada de la escuela. Ambos estaban muy agradecidos por haber llegado justo a tiempo, al menos unos 12 o 14 minutos antes de la campana. Aunque, en comparación a todos los días hoy no veía nadie a su vista. Todo estaba muy lejos de estar vivo allí.

En cuanto llegaron a la entrada, se toparon con el portón obstruyendo su camino. Esto les puso en un aprieto, totalmente preocupante para ellos. ¿Acaso se había adelantado una hora sin siquiera haberse dado cuenta ambos? Si ese era el caso, se les habría pasado modificarlo en sus relojes.

—¿Qué haremos? —preguntó Inojin— ¿Tu crees que se enojará Tsunade-sensei?

—Por favor, todo menos eso. Me pregunto si Boruto también sabía de esto. —comentó con un pequeño escalofrío en su espalda.

Tendría una opinión completamente diferente del pelirrubio si estuviera en clases ahora y nunca les habría dicho sobre el adelanto de la hora.

—Ustedes, ¿Qué están haciendo aquí?

A la vuelta de su derecha, se había acercado desde el otro lado de la reja el guardia de seguridad de la escuela. Ambos chicos se habían sorprendido cuando éste se va Ka acercado a ellos, mirándolos extrañado por tenerlos allí parados. Por supuesto, esto era parte del trabajo de un guardia; ver posibles movimientos o presencias extrañas, incluido en estudiantes que solo permanecían mucho tiempo parados y en frente de la escuela.

—Disculpe, al parecer llegamos tarde. —le habló Shikadai.

—¿Podría dejarnos pasar? —pidió Inojin mientras se acercaba al guardia— Si nos deja pasar, le puedo dar la revista de la última edición de Suzume-chan.

—¿Planeas chantajearlo?

Shikadai miró a su amigo pelirrubio estar lo más cerca del guardia para susurrarle un trato muy bajo.

Algunas veces han estado en esta misma situación en las que, han llegado tarde —en algunas veces con Boruto— y no tenían de otra que sobornar al guardia para que los dejara pasar. No era algo de lo que Shikadai estuviera de acuerdo al 100%, pero no tenía otra opción que admitir que era un buen plan; algunas veces se usó dinero, otros una revista de una famosa idol de Ciudad Académica como ahora, y otras veces una revista para mayores... No quiso saber de dónde habrá sacado Inojin esa clase de revistas.

—Lo siento mucho, pero hoy no voy aceptar algo como eso. —sorprendentemente había declinado el guardia al soborno.

—«Supongo que ya toma más conciencia de no caer en estos trucos.» —pensó Shikadai.

—Esa revista ya lo compré, y Suzume-chan sigue igual de linda.

—¡Verdad que sí! —asintió el Yamanaka.

Bueno... al parecer ya no tiene caso de pensar que fuera un buen hombre, pero de honesto si lo tenía... en cierto sentido.

Definitivamente su vida solo seguía en dar con personas un tanto idiotas.

—En cualquier caso, por hoy no puedo en dejarlos pasar. Lo siento mucho.

—¿Eh? ¿Por qué? —habló Inojin un poco sobresaltado— Pensé que éramos amigos, señor.

—«¿Desde cuándo la amistad se nace a base de sobornos?» —Shikadai lo miró por su lado con un suspiro.

—Ya deben de saberlo, las clases han sido suspendidas hasta nuevo aviso. —dijo el guardia.

—¿Eh?

Ambos chicos se sorprendieron en cuanto oyeron las palabras del hombre mayor. No sé habían enterado de algo así, es más, no había ningún comunicado ayer sobre esto.

Shikadai pensó en la posibilidad de que, la suspensión haya sido causa por algo en concreto. Tal vez alguna clase asuntos que debían de estar metiendo a los profesores. Aún así, se suponía que debían de haberlos informados, pero si solo estaban ellos en la entrada, significa que eran uno de los pocos que no sabía.

—Disculpe, pero no sabíamos de esto. De supone que Tsunade-sensei debería de habernos comunicado eso. —habló Shikadai poniéndose al frente de su amigo.

—Por supuesto que los profesores deben de dar ese comunicado —respondió el guardia con incrédula—. ¿No recibieron un correo electrónico de parte de su sensei?

Por la espalda de los dos chicos comenzaron a sentir un escalofrío, tenso y pesado, lo que automáticamente el azabache revisó rápido su bandeja de mensajes en su celular. Su sangre se enfrió al ver uno nuevo que le había llegado una hora antes, era ese mismo del que el guardia le estaba hablando.

Ya sabía que Tsunade Senju le había mandado uno en cuanto miró que le llegó una notificación, pero decidió hacer la vista gorda en querer leerlo. Creía que era un mensaje de que no debía llegar tarde o que de algún modo se había metido en problemas, el cual no dudaba de que tal vez Boruto o Inojin —igual los dos— habían hecho algo y él era responsable.

Al parecer se equivocó, y por supuesto, es muy probable que casi sus mismos pensamientos pasaron por los del Yamanaka, ya que debió de haberle llegado ese mismo mensaje.

—Disculpe mucho, creo que no vimos el mensaje de nuestra sensei —contestó el Nara con arrepentimiento—. Ella da mucho miedo, y no quería ver su mensaje.

—Bueno, no los culpo —asintió el guardia con una gota de sudor por su cabeza—. Lidiar con ella es algo difícil.

En cierto sentido, este pequeño momento de interacción con ese hombre y esas palabras, era lo suficiente para agarrarle un poco de simpatía. Entendía muy bien su dolor y la de los otros dos.

—Aun así, ¿sabe la causa? —preguntó el azabache.

—Bueno, puedo decírselo. Solo porque me caen bien chicos...

***

Los rayos del sol pasaron por la ventana de su apartamento, su habitación, lo normal de siempre en cada mañana. Sin embargo, la diferencia de todos los días y de éste que acaba de empezar era en que todo su cuerpo había pasado por cosas, unas de las cuales no creía tener que pasar.

Los primeros momentos de abrir los ojos de Boruto fueron eternos, mientras todo su cuerpo seguía recordando su experiencia como cicatrices.

El viento sopló contra su cara, cosa que le resultó extraño, ya que había tenido cerrado las ventanas para que ningún Zetsu pudiera entrar. Esto mismo hizo que una fuerza invisible en su interior le hiciera abrir los ojos de golpe, incluso levantarse desde el suelo de un salto.

Lamentablemente tan pronto se paró todo su cuerpo volvió al suelo hasta caer sentado, una dolorosa caída que lo hizo despertarse completamente.

Su preocupación se hizo más grave cuando fue buscando a Sumire con su mirada, la cual se había dirigido a su cama. Se preocupó mucho más cuando no la vio allí, ni en toda la habitación, ¿Dónde se había ido?

¿Esto habrá sido obra de los Zetsus? ¿Se la habrán llevado?

Si eso habrá pasado, entonces tenía que ir tras ellos lo más pronto posible. Aún así se tenía que dar un sobreesfuerzo extra, mucho más de lo que hizo ayer. No tendría tiempo de perder, ni de descansar.

—«Supongo que... otra vez tendré que saltar clases...» —suspiró ante ese echo, esto no le gustaba para nada.

Preferiría lidiar con los Zetsus que a su misma sensei de mal carácter.

No, no tenía ni tiempo para pensar en otras cosas, y más cuando su compañera había sido raptada por rábanos mutantes que solo andan en la noche succionando la "vida" de las personas.

Sumire estaba más que cansada, ni mucho menos debilitada. Estaba en muy mal estado como para poder hacer algo contra esas cosas en realidad.

Sus sentidos volvieron en cuanto oyó unos pasos ligeros por su izquierda en el pasillo de su apartamento. Giró la cabeza rápido a ver de quién se trataba, y para su suerte, no era una de los Zetsus de los que había tratado ayer con Sumire, sino más bien fue la misma Sumire quien estaba allí. Estaba despierta, y con dos tazas de té en sus manos.

—B-Buenos días —saludó ella con un poco de pena en su mirada.

Se mostró un tanto inquieta ante la presencia de Boruto... otra vez. Parecía otra vez la misma cuando la conoció hace un par de días.

—Preparé te para la mañana, lo leí en una de las notas que estaban pegadas en ese dispositivo que llaman... ¿Refrigerador?

—S-Si, así es... —respondió a las palabras de la chica, habiendo pasado por alto de su desconocimiento por el refrigerador.

Él aún estaba en shock por verla bien, pero también en que parecía estar un poco mal. Tenía vendas por la cabeza, lo cual pensó en la posibilidad de un daño poco severo, pero había tenido un daño.

Miró la taza siendo colocada en la pequeña mesa que estaba en el cuarto. En seguida de eso, Sumire se sentó por un lado de la mesa para darle el primer sorbo de su te.

Se mantuvo en silencio, dándole una señal al chico de que se apresure y tome su te antes de que se enfríe.

Lo hizo en cuanto la miró, teniendo una expresión un tanto preocupada. Solo se fue acercando hasta estar en frente suyo y tomar la taza.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó Sumire desde el otro lado.

—Estoy... —dudó en terminar—. Yo estoy bien... ¿Tú cómo estás?

—Yo ya estoy recuperada. Solo había estado muy cansada por usar mucho chakra.

La mirada de Boruto se centró mucho en la de ella, verificando si no estaba ocultando nada, algo mucho más grave de lo que ella estaba diciendo. Afortunadamente no notó signos de ocultar algo en ella, o eso es lo que suponía. Sin embargo, su cara subió hasta ver la venda que tenía en la cabeza ella.

Su mirada dudosa fue notara por la Sumire. No pareció entender esa mirada, pero en cuanto el señaló hacia arriba de su cabeza, éste habló después.

—¿De dónde te hiciste esa herida? No me acuerdo de que te las haya puesto 'ttebasa.

—Por supuesto que no, yo me las puse. —tan pronto como lo dijo, notó la mirada mucho más seria del Uzumaki.

Se sintió un tanto inquieta y preocupada por la forma en como él miraba en su dirección, como si la estuviera sospechando de ella, lo cual era en parte cierta, pero no de la forma en la que ella lo interpretaba.

—¿Algo pasó anoche mientras estaba aún dormido? —preguntó directamente.

Fue muy evidente la preocupación en su voz. Aún así, se mantuvo lo más calmado posible para no hacerla preocupar mucho, y más por su estado cansado de su cuerpo.

Algo de lo que estuvo notando él, es en la forma tan rápida en que Sumire se había recuperado. Ya no parecía que ella esté tan cansada, sino parecía que nunca haya pasado por lo de ayer.

—No pasó nada. Domi tranquila, y cuando desperté estabas en el suelo dormido —dijo Sumire con una sonrisa—. No quería en despertarte, así que preparé té. Es una suerte que me enseñarás ayer.

—¿Entonces? —se señaló por la parte de arriba de su cabeza— ¿Qué fue lo que pasó para que tuvieras vendado la cabeza?

—B-Bueno...

Los ojos de ella los movía de un lado a otro, señal de alguien que estaba ocultando. Ya no era algo de lo que él pasaría por alto. La miró detenidamente hasta ver en como ésta adquirió un tono rosado en sus mejillas, mientras agachaba la cabeza.

—La verdad es que... cuando estuve haciendo el te. Me golpe la cabeza... con uno de los cajones de arriba... Me distraje.

—¡¿Eh?!

Se imaginaba de todo, pero no esperaba que ella tuviera este tipo de errores. Esta chica era una caja de sorpresas, ya sea para bien o para mal.

Estaba muy avergonzada de su pequeño descuido, lo sabía. Él la miró y contemplo el rostro sonrojado, la cuál reflejaba toda vergüenza de querer ser tragada por la tierra. Esto hizo esbozar una sonrisa en el rostro de Boruto.

En un instante empezó a reír un poco alto, pero no tanto para que los vecinos del apartamento no le oyeran.

—N-No te rías. Aún me falta familiarizarme por como está el apartamento. —dijo ella con el rostro ya rojo como tomate.

—Lo siento, es que me es imposible no reírme cuando escucho algo como eso —se sincera limpiándose las lágrimas que habían sido provocadas por la risa—. Eres una chica muy descuidada 'ttebasa.

—Solo te estás burlando de mí. —el rostro seguía sin dejar de estar sonrojada.

Las risas pronto se disolvieron, Boruto solo seguía riéndose en voz baja, mirando como Sumire estaba con la mirada para abajo y con ambas manos tapándose la venda, como si quisiera ahora ocultarla.

El ambiente se había suavizado para el Uzumaki, lo cual lo hizo tranquilizarse. Estaba agradecido de que no pasó nada malo mientras estaba dormido, eso significa que no vino ningún Zetsu.

—Lo siento.

Soltó en un segundo, obteniendo una mirada confusa de la chica. Sus mismos pensamientos salieron en forma de palabras, sin haberlo planeado, y ahora se sentía incómodo por haberlo hecho. Sin embargo, pronto le dejo de importar.

—N-No te preocupes..., no estoy molesta. Yo supongo que... —dijo en voz baja, pero si fueron escuchadas por él.

—No, no es eso. —Boruto la interrumpió.

Se puso aún más confundida. Lo miró en su dirección, encontrándose con una mirada seria y cabizbaja, mirando su te. Éste solo continuó antes de poder darle una oportunidad de que ella hable.

—Lo que quiero decir es... Lo siento por no ser de mucha ayuda anoche —continuó entre un suspiro—. Estos días he podido ayudarte en solo ser un mero señuelo. Ya que tú tienes noriquinesis, o control de chakra. No importa, lo que digo es que no he podido hacer algo más 'ttebasa.

—Pero un día intentaste ayudarme —Sumire lo alentó—. Querías pelear, así que usaste algo para atacarlo.

—Pero no funcionó, así que ayer intenté en usar un bate, pero al final...

Cortó sus palabras, ya no estaba de buen humor para seguir con lo que estaba diciendo. Sin embargo, miró a Sumire preocupada, así que decidió ir por un enfoque diferente.

—Mira, la verdad es que solo soy una persona normal, que no tiene nada que te pueda ayudar. Ni siquiera he conseguido mi despertar para tener mi don, así que... Me es difícil ayudarte con esto.

—...

—Supongo que fui algo idiota al pensar que podía ayudarte. —dijo Boruto mientras le temblaban los labios y las manos de la impotencia.

No levantó la cabeza, preferiría quedarse así, en su miseria. Si hay algo que causaría su muerte por vergüenza, esa sería si alguien más viera esta parte suya tan malo. Sus amigos de la infancia eran los únicos que lo habían visto así, pero ellos no estaban ahora.

Se preguntaba si había sido una buena idea de haber venido a esta ciudad. ¿Tanto han sido sus deseos como los de su padre? Está muy confundido ahora, y no sabe que puede hacer él.

Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos en cuanto sintió la mano de la chica sobre la suya. Sumire se había acercado a su izquierda, mientras le daba una sonrisa, triste, pero era una leve sonrisa.

—¿Sabes? Yo me siento mucho peor.

—¿Tu? —preguntó Boruto.

—Si... ¿Se te olvida? —le miró como si ella le esperara de lo algo obvio—. No recuerdo nada de lo que era yo o de donde vengo.

—Pero no estamos hablando de eso.

—Te equivocas —lo interrumpió, siguiendo con su mirada triste—. Estoy segura que si supiera más de mi, no te habría metido en muchos problemas. Además, estoy segura que este problema de los Zetsus lo podría solucionar mucho más rápido.

—Aun así, no cambiaría el hecho de que yo no pueda ayudar —agregó Boruto—. Ayer nos fue mucho más difícil, ya que encontramos dónde estarían reproduciéndose.

El agarre de la mano de Sumire se hizo un poco más fuerte, mientras hacia lo posible para que el Uzumaki le mirara.

—Por eso no tienes que sentirte mal. Esto es culpa mía también, ya que no sabía nada de que fueran a estar muy en guardia. —dijo la pelivioleta.

—Pero...

—Boruto-kun, tu también ayudaste mucho, aunque no lo creas. —nuevamente lo fue interrumpiendo.

Está vez, Boruto había alzado la mirada para encontrarse con el rostro de la chica. Ésta mantuvo una mirada triste, pero sonrió mucho más cuando él se dignó a verla.

—Si no estuvieras allí, estoy segura que ya nunca estaría aquí contigo —continuó con una amplia sonrisa—. Las pequeñas cosas, aunque sean muy pequeñas, pueden ser de mucha ayuda, aunque no lo creas.

—...

—Tal vez no seas una persona como todos. Uno con alguna habilidad, o tal vez que no tenga chakra... Pero creo que, si tuvieras un don, sería en esforzarte... Tal vez no sean palabras que puedan animarse, ya que no te conozco del todo... Hehe..., pero... yo creo que eres la persona más valiente, mucho más que cualquiera de esta ciudad.

Sumire no dudo de sonreírle mucho más, ya teniendo toda la atención del chico. No estaba muy segura de si lo que dijo fuera a darle ánimos. Nunca había alentado a una persona. Claro, del tiempo en que ha estado sin amnesia.

Posiblemente, su yo de antes de tener amnesia haya podido hacer un mejor trabajo. Sin embargo, siente en lo más profundo de su corazón que dijo lo correcto. No sabía cómo explicarlo, era una sensación muy extraña, al igual que nostálgica, pero es posible que algo muy dentro de ella era así antes de perder la memoria.

Su corazón se mantuvo cálido, abrazando está sensación tan hermosa dentro de si. Una parte de las sensaciones perdidas pueden que estén volviendo.

Por otro lado, Boruto la siguió mirando con un poco de asombro. Las palabras de esta chica no estaba muy seguro si fueran las que necesitaba para animarse, pero había una cosa que si pudo despertar en él.

Ciertamente, esas últimas palabras que ella le dijo fue más como un golpe hacia su conciencia. Aunque, una palabra mucho más fácil para decirlo, es que le hizo recordar a cuando era más pequeño.

Habían unas cuantas cosas, pocas, pero eran casi similares a lo que decía su madre con respecto a su padre. Una vez cuando él era casi idéntico a él.

Una sonrisa se esbozo en el rostro de Uzumaki Boruto, una de la cual él mismo creía que ya no podría mantenerla por las bajas expectativas que se estaba dando.

Volteó ver a Sumire, y ella lo miró, obteniendo una mirada de la cual era la única cosa que conocía bien desde que despertó sin memoria. Esa era la sonrisa de aquel chico pelirrubio.

—¿Sabes, Sumire-san? Creo que ya lo sé.

—¿Disculpa? —preguntó sin entender muy bien al chico.

—Lo quiero decir es que... eso de ser valiente no nace porque si. —contestó con una pequeña risa.

—¿Eh? L-Lo siento, pero sigo sin entender a lo que quieres decir...

—Lo que digo es que, para tener valor hace falta tener un don, y ese lo tengo. —dijo Boruto.

Soltó la mano del chico cuando éste hablaba y pronto se paró hasta verla por debajo. Inhaló y exhaló pasivamente, mirando de reojo la ventana para después ver a Sumire.

—El don que tengo no es tener súper fuerza, o cualquier otra habilidad —se señaló a su mismo con una sonrisa de oreja a oreja—. Yo tengo el don de ser un idiota 'ttebasa.

—¿Eh? B-Boruto-kun. No tienes que auto malograrte, no sigas diciendo cosas tristes.

—No, no me entiendes Sumire-san. —le dijo con una sonrisa.

Este observó por unos momentos su mano y la cerro hasta hacerlo un puño, sin perder la sonrisa que iba reflejada en sus recuerdos infantiles.

—Mi madre me decía una vez, que mi padre era tan valiente, le gustaba ayudar a los demás sin pensarlo dos veces. Nunca media el peligro, eso era lo de menos que siempre le preocupaba. Solo se enfocaba en ayudar a todos... Muchos le decían que era un idiota por hacer algo así. Por supuesto, eso no le importaba y lo aceptó con gusto.

—¿Ser idiota es algo bueno? —preguntó la chica de su lado.

Ella no lo entendía, parecía muy extraño lo que decía, al igual que también algo que no tiene lógica a sus palabras, pero sus palabras transmitían seguridad hacia él mismo.

—Ser un idiota, significa hacer las cosas sin pensarlo... supongo que, heredé el don de ser un idiota de mi padre 'ttebasa.

—Hehe... Ya veo —le miró al chico con una sonrisa, tomándolo con gracia y a la vez no, sino más bien lo tomo bien cuando vio como el Uzumaki se había calmado—. Eso debe de hacerte muy feliz, ¿no?

—Bueno, es mi padre. Estoy seguro que él se sentiría decepcionado de mi si dudara de mis acciones de haberte salvado. —confesó Boruto.

—Entiendo... aún así, volviendo a lo anterior de todo... Quiero que sepas que, no importa lo difícil que sea, toda ayuda que me estés ofreciendo es importante.

Boruto la miró de reojo, esbozando una sonrisa que expresaba un aire de confianza, aunque también había un poco de duda. No por el hecho de haberse ofrecido a ayudar a Sumire, sino más bien, saber que es lo que puede hacer para ser un buen apoyo.

No quería que ella lo supiera, pero dentro de él aún albergaba esa duda, en la que seguía preguntándose cual podría ser la forma de poder ayudarla.

Por ahora lo dejaría. Si, ya luego pensará en eso cuando esté mucho más calmado. Por ahora, solo quería hacer que Sumire siguiera sintiéndose bien al verlo de buenas. Sería una falta de respeto para si mismo si la defraudara.

—Boruto-kun.

—¿Eh? ¿Sucede algo? —preguntó.

—Este... suena tu... como se dice, ¿teléfono?

Captó las palabras en un segundo luego, mirando en cada rincón donde estaba su celular. Estaba tan fuera de si que, se sentía muy desorientado en su propia habitación.

Afortunadamente, el celular lo vio por dónde estaba a un lado de la cama. Se apresuró rápido en cogerlo, ya que ahora se había dado cuenta del tono de llamada. Se espero que no haya estado así por mucho tiempo.

Ni se molestó en revisar quién era la persona que lo estaba llamando, simplemente respondió a la llamada y puso el celular en su oído.

—¿Quién habla? —preguntó Boruto.

Sumire se quedó viéndolo totalmente concentrado en la llamada. Estuvo así hasta luego de unos instantes.

—¿Shikadai? —contestó por sorpresa, a lo que después miró en seguida a su reloj.

Un recorrido tenebroso paso por su espalda. Estaba un poco cerca de estar atrasado para sus clases, todo por haber estado platicando con Sumire, aunque no le echaba la culpa a ella, sino a él mismo

Si todo lo podía planificarse bien, podría en apresurarse en cambiarse y salir corriendo hacia la escuela.

—D-Deja que me cambié rápido, en un rato salgo para allá con ustedes y... —se detuvo al poner un poco más cerca su celular— ¿Eh? ¿Qué no hay clases hoy? ¿A qué te refieres?

La habitación se quedó un rato en silencio, teniendo a Boruto un poco confundido por las noticias de su amigo. Estaba un poco en shock, sin quitar también el hecho de que estaba feliz por dicha noticia. Usaría este día para descansar.

Por otro lado, Sumire no consiguió entender a lo que sucedía en la llamada del Uzumaki, así que decidió en volver a su asiento para agarrar su te, sin embargo...

—¡¿Eeeeh?!

Todo el silencio que había en la habitación se disipó en una explosión del ruido del Uzumaki, lleno de confusión y horror en su voz. Su rostro había perdido un poco de color, además de que, sus labios temblaban como el frío helado.

—¡¿Qué dices?! —preguntó con desesperación.

Sumire lo miró intrigada a la forma en la que él dirigía su atención a la llamada que estaba atendiendo.

Estaba hablando con su amigo Shikadai. Un chico de lo cual poco sabía de él, pero de lo que Sumire solo sabía con mucha frecuencia por parte de Uzumaki, ese sería de que el chico era un desinteresado en las responsabilidades.

Dudaba un poco. Le era imposible creer que exista gente de la cual pueda ser floja.

Al olvidarse de ese tema en particular, su atención volvió hacia el chico Uzumaki, aún atendiendo la llamada de su amigo. No parecía que la conversación fuera algo agradable, no por que estuvieran en alguna disputa sería, sino por como las interpretaba Boruto.

—Esta bien... Muchas gracias por avisar.

Se oyó a él decir esas palabras, dando por sentado de que su plática ya había terminado sin ningún problema, o eso, es lo que quiere creer Sumire.

No tomo mucho tiempo para ver como él había cortado la llamada. Bajo su celular, alejándolo de su oído y comenzó a suspirar con pesadez. Sus manos temblaron y frunció el ceño con inseguridad. Todo esto sumado a tener su mirada fija en el celular, pero obviamente estaba sumergido en sus pensamientos.

—¿Boruto-kun? —preguntó preocupada.

Su voz lo alcanzó, saliendo de esos pensamientos tan intranquilos que lo estaban aprisionando. Seguía con un poco de su sudor frío por su frente, mirando de reojo su celular hasta voltearse a mirar a la chica. Notó la mirada desconcertada y preocupada de ella, lo cual suspiró a la idea de contarle a la chica el asunto que le estaba preocupando.

Tomó un poco de aire, y prosiguió a encarar a Sumire.

—Era de mi amigo Shikadai —observó como ella no le sorprendió, siendo evidente luego de haber gritado su nombre—. Me dijo que no tendré clases... y tampoco tendré en los siguientes días 'ttebasa.

—¿Y qué sucede con eso? —pregunta Sumire.

—Eso se le llama suspensión de clases... Él me dijo que se comunicó está mañana, antes de despertar...

Diciendo eso, Boruto comenzó a revisar en su correo electrónico; efectivamente, le llegó un correo de su sensei. Todo era igual a como le dijo Shikadai, así que no había ninguna broma tras esto.

En cuanto lo leyó, la información era igual a la que le había proporcionado el azabache de su amigo. No obstante, la causa de eso era mucho menos seria. Las razones según ella eran más por reuniones de profesores, pero la razón la había dicho Shikadai, según de lo que dijo el guardia que estaba en la entrada de la escuela.

—¿Y qué dijo Shikadai-kun?

Sumire se había acercado hacia donde estaba, exigiendo alguna respuesta.

—La verdad es que, ayer en la noche en menos de unas horas, hubo algunos ataques hacia estudiantes. —respondió con seriedad.

—¿Eh? ¿Atacados?

—Dice que han hallado a estudiantes como si estuvieran deshidratados, como si los habrían succionado la sangre hasta quedar pálidos. —dijo el Uzumaki.

La mirada de Sumire exigía más respuestas en concreto, pero tan pronto había soltado dicha pregunta, también comprendió a dónde quería llegar Boruto.

—Si, justo como lo piensas. —Boruto la miró muy tenso.

Ambos pensaron en el peor resultado que no querían encontrarse, pero al parecer todo fue hecho realidad. Tomó aire y soltó lo siguiente:

—Al parecer, los Zetsus que nos persiguieron anoche, se distrajeron con otras personas. —confesó el Uzumaki, sintiendo una punzada en su corazón.

Este sentimiento le lleno de impotencia y culpa. Estaba seguro que está situación era culpa suya, y Sumire también compartía ese sentimiento tan desgarrador.

La miró de reojo, ella había transformado su expresión en la que él esperaba. Estaba igual de en shock a lo que había oído por parte de él. Boruto lo sabía muy bien, habían cometido el error de haber huido, llevándolos hacia los demás lugares que ellos no cruzaban.

Habían sacado a las "ratas" de las alcantarillas, dejando que estas fueran causando daño a la gente. Estos fueron las consecuencias de las acciones irresponsables que él y ella tomaron, la primera que ellos habían tenido luego de decidir cazar a los Zetsus.

—Tiene sentido que hayan sido los culpables de esas víctimas —mencionó la pelivioleta con pesar—. Estoy seguro que les succionó su chakra.

—¿Estarán muertos? —preguntó Boruto.

—No creo que hayan muerto... Aunque, no estoy muy segura, la verdad. —bajo su mirada en frustración de la poca información que ella podía proporcionar.

Fue sincera, no estaba muy segura si las víctimas hayan sobrevivido. En el peor de los casos, es posible que murieran al absorberles su chakra, pero también quería creer que aún estaban en condiciones para recuperarse.

¿Tenía algo de sentido ahora en preocuparse por ellos?

Esa pregunta resonó por la cabeza del Uzumaki, dándose cuenta de lo tonto e inútil que ahora en preocuparse por las víctimas ahora mismo. Ya es agua del pasado. Ahora es donde debía en concentrarse en las futuras posibles víctimas que habría en la ciudad si no detenían rápido a los Zetsus. Debían de detener su reproducción en las alcantarillas, lo más pronto posible.

—Sumire, está vez debemos de hacer lo posible para detenerlos —dijo al posar su vista hacia la chica—. No quiero que más personas salgan lastimadas.

—Si, tienes razón —asintió ella—. Es el deber de un héroe, ¿no?

—¿Héroe? —pregunta con el ceño fruncido.

—¿No es algo que tú mismo dijiste? Eso es lo que tú quieres ser.

Sonrió acompañado a la respuesta que dio hacia Boruto, sin embargo, para él fue muy raro que lo simplificara a eso.

Admitía que es algo así como el deseaba ser, al igual que lo fue su padre, pero jamás lo decía tan directamente, sumando a decirlo de esa forma tan vergonzosa e infantil.

—Y-Yo no lo dije así.

—Hehe... Pero para mí lo eres. —dijo ella, esbozando una sonrisa.

En cierta forma, esas últimas palabras de Sumire habían dado un peso. Su efecto se sintió muy cálido, al igual que agradable de escuchar. Sin embargo, sentía que no merecía dicho renombre, no aún.

Podía ser tal vez un "héroe" para ella, pero no sé sentía como uno. Aún le faltaba para ser alguien como su padre, o para ser alguien que quería ser.

—Muy bien, ahora lo primero que debemos pensar es...

—Ir lo más pronto posible a las alcantarillas para buscar donde pueden reproducirse los Zetsus. —fue terminando Sumire.

—Sin embargo, siento que puede pasarnos algo mucho peor que anoche 'ttebasa.

—¿Lo dices por tu falta utilidad? —no iba enfocado en hacerlo sentir mal, pero de haberlo hecho lo había conseguido.

Sumire notó ese pequeño bajón en el comportamiento del Uzumaki, lo cual le hizo notar su error. Sin embargo, tampoco le gustó que él comenzara a tener pensamientos negativos hacia si mismo.

Esas miradas las captó muy bien Boruto, lo que lo obligó a desviar esa parte del tema para continuar.

—M-Más o menos... Esa es la mala parte de no tener nada. —dijo mientras sentía caer una pequeña gota de sudor fría por su frente por su inseguridad.

—...

Sumire se levantó en seguida, tras verlo en un pequeño, pero corto momento, agarró las llaves del apartamento del Uzumaki, esas mismos sonidos llamaron la atención de él.

Vio como la chica ya comenzaba a moverse en dirección hacia la puerta de salida, pero sin decir alguna palabra en concreto.

—¿A dónde vas? —preguntó.

No hubo respuesta, pero si la hizo detenerse en pleno camino. No obstante, ella seguía sin mirarlo a la cara, escuchándola suspirar por un segundo y voltear a verlo.

Su mirada.

Sus ojos.

Su expresión.

Toda faceta que yacía en el rostro de ella era de una persona un tanto diferente a como estaba acostumbrado de verla.

Su mirada era muy diferente, esa era la de alguien con un plan, lo cual puso a Boruto en una posición de la cual solo podía pensar en lo que estaba pensando ella.

—¿Se te ocurrió algo? —volvió a preguntar.

—Si... se me ocurrió algo..., pero... No sé si pueda ser algo bueno para tí —hizo una pequeña pausa—. Me lo he preguntado mucho desde ayer en la mañana, pero visto lo que pasó ayer y con lo que dijo Shikadai-kun hoy... Creo que no hay de otra que ir por ese plan.

—Pero, ¿Qué clase de plan es?

—...

No quiso decirlo por como se expresaba ella, como si dudaba que fuera buena idea, pero tampoco parecía algo totalmente descartado para mencionarlo.

Tomó un pequeño bocado de aire Sumire, y a continuación miró a los ojos a Boruto seriamente. Aún con esa mirada había una que otra señal de duda, pero obviamente su decisión ya parecía haber escogida. Ella dijo las siguientes palabras que haría saltar a Boruto de su asiento.

—Si todo sale bien, yo puedo hacer que consigas usar chakra.

***

Ya habían pasado aproximadamente más de 5 horas desde que Sumire salió de su habitación, pero seguía sin tener alguna señal de ella.

Lamentablemente para él, no podía saber con exactitud su ubicación o donde se habría metido. Ella no llevaba un celular para poder comunicarse haciendo mucho más difícil saber dónde está.

Uzumaki solo esperaba que ella no se fuera metiendo en sitios donde no debería, o que fuera por los Zetsus ella sola.

—Esto apesta... —dijo para si mismo—. Es como si tampoco pudiera servir para acompañarla 'ttebasa.

Según dijo ella; ir por allí en las calles iba a estar bien por su cuenta.

Quería actuar y verse responsable. Dijo que sabía que cosas comprar para hacer lo que quiere hacer. No pudo saber más de ella. No dejaba de verse muy misteriosa y en el método que ella dijo que haría que él usara chakra.

Parecía algo muy irreal.

Desconocía completamente esto de usar el chakra, si solo había pasado casi 3 días desde que conocía este término. Seguía siendo algo muy extraño.

Tenía sus dudas. No es como si fuera a desconfiar en la palabra de ella... Bueno, no ahora como antes, sino más bien, tenía unas dudas de lo que podría pasar si usara ese chakra.

¿Cambiaría algo en su cuerpo?

¿Tendría una especie de cambio intestinal?

¿Su cabello se volverá violeta como el de ella?

Tantas preguntas, pero ninguna respuesta en concreto a las preguntas recientes que se había planteado.

Sumire nunca comentó a profundidad sobre el chakra y como se usa, eso era un error de él. Si hubiera sabido que acabaría en una situación como esta.

Por ahora, solo se quedaría mientras ella vuelva, pero ha pasado mucho desde que ella se fue y solo no podía dejar de estar intranquilo.

Según ella, los Zetsus no saldrían a la luz del día para no ser el blanco de muchas personas, ósea sus víctimas. Por mucho que, esos tipos sean fuertes, no dejaban tener ese instinto de un animal sin cerebro.

Conocía las habilidades de Sumire y confiaba en ella, pero una parte suya siempre le dice que debe estar atento a todo alrededor.

Además, la única razón por la que no pudo acompañarla, es simplemente por estar aún agotado de lo que pasó ayer. Su cuerpo no estaba acostumbrado a algo así. Demasiada adrenalina y peligro como para manejarlo como si fuera algo simple.

Se impresionaba con la capacidad de Sumire al estar mucho mejor que él. Posiblemente su cuerpo si recuerda bien esta adrenalina. Realmente ella se habría enfrentado a los Zetsus, antes de perder la memoria.

—¡Ya llegué!

Todo el silencio se desvaneció al momento en que se escuchó la puerta abriéndose y cerrando, sumado también la suave voz de la chica en el aire.

Boruto escuchó el sonido de las bolsas que colgaban en los brazos de la chica, lo que automáticamente le hizo pensar en que fue lo que ella haya comprado.

Llegó a la habitación mientras dejaba unas dos bolsas de lo que compró en la pequeña mesa.

No dijo otra palabra, ni siquiera se dirigía hacia él, pero había cierta tensión en ella, teniendo una mirada... preocupante.

Se encontraba en la barra que separaba la cocina con el resto de la habitación, mirando la nada, sumergida por unos breves en sus pensamientos.

—¿Sucede algo Sumire-san? —preguntó el Uzumaki.

Ésta dio un pequeño suspiro, tomándose un poco más de tiempo en voltear a verlo, lo cual lo hizo. Sin embargo, tan pronto lo vio le señaló a la cama.

—Para hacer esto vas a tener que sentarte allí, y yo me encargaré. —simplemente dijo y sin rodeos.

—Si, eso lo entiendo, pero como será este proceso para que use ese chakra —contestó preocupado—. Dijiste que todos lo tenemos, pero nunca se ha revelado en que alguien lo haya usado 'ttebasa.

—Eso es simple, Boruto-kun.

Continuó hablando, mientras caminaba de vuelta hacia la bolsa que había dejado en la pequeña mesa.

—Todos tenemos chakra —buscaba entre las cosas que había en la bolsa—, y cualquiera puede utilizarlo, pero por lo que veo, nadie lo ha usado, ni siquiera practicarlo desde muy joven, así que les será muy difícil para todos en usarlo. Sin embargo, debo de admitir que me sigue entrando la curiosidad sobre este "despertar" que todos pasan. Es algo que no entiendo.

—Ya..., eso lo entiendo... —Boruto la miró confundido—. «Aunque también es mi mismo caso con el chakra.»

Tanto ella como no entendía mucho de lo que ella veía y escuchaba, también era lo mismo con él. Aunque, seguramente ella está en las peores condiciones.

—Sin embargo, mi duda es como poder usar el chakra —continuó sin dejar de estar ansioso por la respuesta de la chica—. Tú dices que debía entrenarse, así que... deduzco que a este punto hacerlo costaría mucho trabajo.

—Así es, y es porque tus 8 puntos de chakra importantes están bloqueados. —contestó a las palabras del Uzumaki.

—¿8 puntos chakra? —preguntó.

Boruto hacia todo lo posible para no verse muy confundido a los ojos de la chica. Se moriría si se viera muy fuera de lugar para este punto.

—Para que tu chakra recorra todo tu cuerpo sin ningún problema, es necesario tener esos 8 puntos de chakra funcionando.

—Mmm... Supongo que funciona así como, las diferentes estaciones de metro —dijo al llegar a esa conclusión por él mismo—. La gente seria el chakra, las estaciones serían esos puntos... y toda Ciudad Académica es el cuerpo. Ya lo entiendo 'ttebasa.

—Este... No sé muy bien lo que es un metro, o estaciones de metro —lo miró confundida con lo que dijo—, pero si es así como lo entiendas, mucho mejor.

Esas palabras llenaron de orgullo hacia el mismo Boruto.

Ahora que lo entendía de ese modo, se le hacía increíble y curioso del funcionamiento que emplea Sumire con el chakra.

Si tomaba de ejemplo a su técnica de control de agua, es evidente que todo su cuerpo trabaja y genera el chakra suficiente para generar agua, aunque desconocía mucho el procedimiento para esa creación. Parecía mucho a magia.

—Entonces... ¿Qué harás para poder hacer que funcionen esos puntos? —preguntó.

—La primera opción te la dije; todos deben pasar por un entrenamiento —contestó la pelivioleta sin apartar la vista de la bolsa de plástico—. No es uno muy difícil, pero como nunca has usado el chakra, es posible que te pueda tomar un año que funcione tus puntos de chakra.

—¡¿Un año?!

—A lo mucho, dos años.

—¡¿DOS AÑOS?!

Costaba mucho creer que fuera tan serio en conseguir que funcionen esos puntos de chakra que dice Sumire. Boruto no lo podía creer, pero a la vez sentía que era todo una locura, y solo por no haber hecho algo que todo el mundo no tomaba en cuenta.

Si ese era el tiempo en que le tomaría, ya sería muy tarde, no, también ya habría estado uno o dos años en Ciudad Académica y sin haber hecho algo de valor en el Festival Rinne. No soportaría ver a su hermana menor decepcionada.

Tiene que ser mucho más. Él quería serlo. Es lo que Uzumaki Boruto pensaba a cada momento de su vida.

—Pero no te apresures a conclusiones muy precipitadas Boruto-kun —mencionó Sumire volteándolo a ver—. Para eso fui a comprar.

—¿Y qué compraste? —preguntó.

En respuesta a su pregunta sonrió, y después se paró para encararlo firmemente mientras mostraba a la altura de su campo de visión un sobre de...

—¿Agujas? —frunció el ceño, mirando con atención al paquete pequeño de esas cosas.

—Esto, es la segunda opción —su sonrisa se apagó, mirándolo detenidamente—. Voy a hacer que funcionen forzosamente.

—¿Forzosamente?

—Realmente te gusta mucho repetir todo lo que yo digo, ¿no? —Sumire dijo en broma.

A decir verdad, quería bajar un poco la tensión que había generado, según vio a los ojos del Uzumaki. No parecía muy confiado con lo que estaba diciendo, o tal vez, no le entendido muy bien.

Por otro lado, a Boruto no le pareció algo que fuera correcto en decir ahora —no negó que lo apreciaba—, ya que esto se había puesto mucho más raro fuera como lo mire uno.

—Déjame explicarte —Sumire agarró un pequeño bocado de aire para después ir prosiguiendo—. Los 8 puntos de chakra se encuentran en 8 ubicaciones de tus músculos; una entre la parte superior e inferior del abdomen. Una por la parte de atrás de la columna. Hay otra en cada muñeca, aunque más específicamente por centímetros por arriba, cerca del flexor cubital del carpo. Además, también una por debajo de cada braquial. Y por último, una por centímetros de arriba de las rodillas.

—Esos son ocho, literalmente... Y en lugares que me provocan escalofríos.

Nunca creyó que esos puntos de los que ha estado hablando, hayan permanecido allí por mucho tiempo. Eso hizo que todo el significado de la anatomía se fuera dudando tras años de estudio. Ésta chica lo está haciendo añicos a todos.

¿Acaso todo el mundo tenía esto?

Seguramente lo tenían, pero nadie lo sabía, solo Boruto. Solo él sabía que todo lo que él creía estaba cambiando.

—Lo que haré será colocarte agujas en cada uno de los punto de chakra para así hacer que funcionen. —decía Sumire mientras se mostraba una que otra parte de su brazo.

—¿Eh? ¿Me estás diciendo que vas a usar la acupuntura para que pueda usar chakra?

—Vaya nombre tan raro que lo dices. —dijo la chica mientras ladeaba la cabeza.

Bueno, otro dato muy raro. Ahora acababa de descubrir que ella no sabe de ese nombre tan conocido. Se suponía que así es como es llamado este tratamiento, pero ella no lo conoce de esa forma.

Con cada momento que pasaba con esta chica, muchas más preguntas rondaban por su mente. Solo le llenaban mucha intriga de dónde venía Sumire y quien era.

—Te seré sincera Boruto-kun, yo no estaba muy segura de si hacer este método para hacer que uses el chakra —confesó con una voz un poco pesada—. Es... Es muy doloroso este procedimiento, ya que en parte tiene que tocar partes muy sensibles.

—¿Y puedo confiar en que nada malo me pueda pasar? —sus dudas subieron a otro nivel con esa declaración de ella.

—Solo confía —agregó sin titubear—. Ahora, lo siguiente sería que te quites la ropa.

—¡¿Eh?!

—¿Qué pasa? —pregunta Sumire.

Quedó conmocionada por el repentino grito del chico. Lo miró preocupada de los pies a la cabeza, pensando que le había pasado algo, en especial a su cuerpo.

—¡N-No puedo quitarme la ropa, ni siquiera te conozco lo suficiente! —gritó de los nervios mientras ocultaba su figura con sus brazos.

—No entiendo, ¿acaso no te gusta que nadie te vea sin ropa?

—¡Claro que es obvio! —esto le molestó en cierta forma al Uzumaki— ¿Qué pasa por tu cabeza?

—Ya veo, supongo que es por eso que me hiciste cambiarme en el baño sin verme.

—¡¿Y apenas te das cuenta?! —siente como su temperamento no resistía.

Sumire sentía que algo malo estaba diciendo, lo notaba por la alteración del chico. Lo más que pudo creer sería, en que él tenía un problema con la gente que no conocía muy bien. Si ellos se conocieran por mucho tiempo estaba segura que Boruto no negaría en quitarse la ropa.

Si, pudo notarlo con solo mirar su expresión intranquila y molesta. Él no tenía demasiada confianza en mostrarle su cuerpo a ella, no aún. Al final ella optaría por mejor darle su tiempo para no estar avergonzado, suponía que tal vez se me pasaría después.

—«Estoy seguro que está pensando en algo como eso ahora.» —Boruto la miró con el ceño fruncido.

—Entonces, Boruto-kun, ¿por qué no te quitas solo la camisa por el momento? —le sugirió tranquilamente—. Ya después te quitas el resto, pero si quieres solo déjate en ropa interior.

—S-Sigue siendo incómodo e inapropiado, pero... supongo que por ahora está bien eso.

Ahora Boruto lo pudo ver cómo algo un poco mas tolerable de hacer. Lo mejor por ahora es seguir a sus instrucciones y dejar que, Sumire se encargue de hacer funcionar sus puertas.

Tomó una pequeña bocanada de aire, luego de eso suspiró para proseguir a quitarse su camisa. Dejó al descubierto su torso, revelando su piel mientras éste solo se cubría con sus brazos. El rostro se le fue coloreando en un rojo rosado por las mejillas.

En definitiva, si era demasiado incómodo y vergonzoso. Ya comenzó a arrepentirse.

—Bien, solo intenta sentarte.

Ella le ordenó y él asintió. Pasó por detrás hasta sentarse en su suave cama, en espera de Sumire.

La miró, viendo como ella abría el paquete de agujas que había en él. No tenía ni idea de cuantas habría allí, pero se tranquilizó un poco cuando recordó que solo tenía que usarse 8 específicamente para esto.

Sumire no tardó en llegar a su lado, mientras se sentaba y con una aguja en su mano derecha.

—Dame tu brazo. —extendió su mano en espera del chico.

Consiguió que Boruto se le pasara el brazo tranquilamente. En cuanto lo agarró, iba pasando por todo el antebrazo con sus pulgares de la otra mano desocupada, presionando y sintiendo la piel del Uzumaki.

Todo este acto era incómodo para Boruto, pero no tuvo el mismo efecto cuando tenía por su cabeza una sola cosa.

—Em... ¿Tu sabes cómo hacer esto? —ahora se le ocurrió tan siquiera en la posibilidad de que ella no sepa de esto—. Digo, está clase de tratamientos lo hacen la gente muy profesional y que han estudiado medicina.

—Se muy bien hacerlo, no tienes nada de que temer Boruto-kun. —dijo Sumire.

—¿Y como lo sabes? Es muy raro 'ttebasa.

—...

—¿Sumire-san?

—...

—¿Pasa algo? —volvió a preguntar.

La mirada de la chica se encontró con la de él, ambos ignoraron el hecho de estar un poco cerca del otro. Solo Sumire volvió a bajar la cabeza para volver a tener su atención en el antebrazo.

—Lo siento, tengo que concentrarme para colocar muy bien la aguja —contestó sin despegar sus ojos de su inspección—. Y con respecto a tu pregunta... Me gustaría en poder responderte, en serio. Sin embargo, no puedo hacerlo.

—¿Por tus recuerdos?

Sumire asintió a la pregunta, esto fue dejando las dudas un poco claras a Boruto. Además, también se sintió como un idiota al recordarlo; Sumire tenía amnesia, es casi imposible que sepa algo de lo que él quiere saber.

—No recuerdo de cómo se este tratamiento. Solo sé de lo que es, para que sirve y en como aplicarlo. —agregó sin vacilar.

—Ya veo... Lo siento. —dijo con la cabeza abajo.

—Descuida, no lo sabías —decía mientras pasaba sus dedos aún por el antebrazo, hasta que se detuvo—. Oh, ya lo encontré.

Ese aviso ya había dejado helado a Boruto, y sus ansias comenzaron a manifestarse en cuanto Sumire mantuvo la mirada en un punto específico que seguía sosteniendo con un dedo.

—Boruto-kun, trata de respirar y piensa en algo alegre.

—¿Eh? Su...

Tan pronto como quería hablar, no pudo en terminar. Sumire ya lo había presionado un poco el brazo y su agarre.

En cuanto vio su objetivo, la chica procedió a mover la aguja de su otra mano y con una pequeña presión de fuerza punzo en una pequeña parte de la muñeca de Boruto.

—¡Ahhhhh!

Un intenso y ardiente dolor comenzó a invadir en todo el brazo de Boruto. Le quemó, le ardió, sintió todo su cuerpo entumecerse por una horrible presión que comenzaba de dónde había clavado la aguja Sumire.

Dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía, dolía horrible. Peor de lo que podría imaginar en su vida..., no... era muchísimo peor.

Estaba viviendo una pesadilla despierto, y solo podía sentir dolor a cada segundo en que pasaba respirando ahora.

Se hizo a un lado de la chica, y solo cayó de lado en el suelo por tropezar. Cayó contra el suelo con dolor, pero eso ya no era nada en comparación a lo que ahora estaba sufriendo.

Sus mismos gritos se escuchaban por toda su habitación, sin dejar de agitarse y teniendo dificultades para respirar.

Bajo su cabeza para ver su antebrazo. Y entonces lo miró, vio como su brazo estaba completamente inmóvil y sin reaccionar, aún cuando se supone que su cerebro le estaba diciendo en moverlo, pero nada, es como su habría desactivado su mismo sistema nervioso hasta no poder mover nada.

—S-Su...Sumi...Su...

—Boruto-kun, respirar. Intenta respirar tranquilamente, por favor. —dijo mientras se ponía por su lado.

Hizo lo que aconsejó ella, pero aunque se lo propondría, el dolor seguía y seguía, quemándole por dentro.

Intentó soportar todo lo que pudo, y así comenzó su mini lucha interna para estar lo más tranquilo posible, y así lo hizo, pero el dolor se mantenía de forma constante.

Era extraño, pero sentía como si estuviera teniendo un derrame de sangre horrible desde donde le clavó la aguja —ésta seguía estando clavada—. Sin embargo, no había uno en realidad.

¿Estaría siendo su imaginación?

¿Sería otra cosa?

¿Cuándo acabará esto?

—Sumire-san... —su respiración seguía con mal ritmo, pero al menos ya podía hablar un poco mejor—. ¿Qué... pasó?

—Eso es lo que pasa, no puedes mover tu brazo completo, ¿no? —lo miró por debajo de su vista.

—N-No solo es... Yo...siento que el dolor no se va, sigue allí... ¡Ah! —decía entre cortado mientras otra ola de dolor empezó a liberarse.

Ni en sus peores pesadillas se le ocurría en experimentar algo como esto. Es horrible en todos los aspectos.

—Eso pasa cuando se pincha uno de tus puntos de chakra —contestó Sumire muy preocupada—. Al hacerlo tú cuerpo entrará en un estado adormecido, eso hará que se vaya a liberar el chakra para usarse.

—¿En... serio?

—Ya debes de haber sentido que algo se fue liberando desde donde te clavé la aguja, ¿no?

Si, lo hizo. Además, aún seguía sintiendo eso, esa sensación como si estuviera desangrándose, pero no había nada de sangre.

¿Era chakra lo que sentía que estaba saliendo?

Si ya de por sí, era muy extraño en como funcionaba el chakra, pero sentirlo era otra cosa. Y su primera impresión era de lo más atroz que jamás imaginó.

—Por eso tenía mis dudas de hacer este método tan imprudente —comentó la chica con la mirada hacia abajo—. Perdón si estás pasando por esto.

Sus palabras sinceras también afectaron al Uzumaki. No es como si la odiara por hacerlo experimentar este horrible dolor, pero si guardaba una pequeña pizca de resentimiento. Sin embargo, no era tan idiota como para dejarse llevar por esas emociones en contra de Sumire.

Ella había priorizado su seguridad ante las consecuencias de esto, y lo seguía haciendo a pesar de todo.

Ahora se sentía como un estúpido al estar quejándose ahora mismo —por mucho que esté sufriendo con este dolor—. Es en este momento donde debía de ser un hombre, aún si duela.

Eso es lo que haría su padre.

Definitivamente, debía y tenía que afrontar este dolor desagradable, si ese era la solución para ayudar a Sumire, a las personas, a la ciudad de esas cosas. Debía hacerlo... no...

Tenía que hacerlo. Ahora era responsable.

—¿Boruto-kun?

Ella se había sorprendido de cómo Boruto se había levantado a duras penas, mientras su brazo colgaba de forma inquietante. Éste se apresuró de este modo rumbo hacia la cama, pero mientras tanto agarró por el camino las sábanas que estaban en el suelo.

Las enrolló lo más junto posible, y cuando se sentó en la cama, mostró su brazo inutilizado que seguía colgado.

—Sumire-san, continúa. —la miró con una expresión adolorida y con el ceño fruncido.

—¿E-Estás seguro? —pregunta sin quitar su preocupación.

—Hazlo, mientras más rápido mejor. —al hablar llevo las sábanas enrolladas hasta su boca.

Solo hazlo.

No dudes.

Esas fueron las palabras que habían en el rostro del muchacho, está vez sin nada más que determinación para soportar las otras 7 punzadas que tendrá que recibir por parte de Sumire.

Ella no podía creerlo, pero entendió el mensaje. Lo supo muy bien en cuanto vio como puso esas sabanas en su boca, de ese modo no quería hacer mucho ruido con sus gritos de dolor que vendrían después.

—Esta bien —asintió Sumire, mientras fue agarrando otra aguja—. Por favor, trata de resistir.

Boruto asintió, mirándola con seriedad mientras seguía ofreciendo brazo inutilizado que seguía colgado.

Al agarrar el brazo, Sumire comenzó a dar búsqueda hacia segundo punto que iría pinchando con la aguja, la cuál halló mucho más rápido, y tan pronto como la presión con su dedo para no perderla de vista, dio un último vistazo hacia Boruto, el cual tenía los ojos cerrados con fuerza.

—Aquí voy.

Lo pinchó en un segundo, recibiendo la agitación descontrolada de Boruto, gritando por debajo de las sábanas que tenía en la boca para amortiguar sus gritos.

La segunda de las ocho veces que iba a dar en cara a un sufrimiento que será todo un camino infernal.

Aguantará, lo hará.

.

.

.

.

.

.

.

Continuará...