Jeslyn, la hija obediente (2)

Al oír eso, los ojos de Hwang Min brillaron con codicia durante unos segundos antes de desvanecerse inmediatamente después de recordar lo intrigante que era Jeslyn.

—¡Perra intrigante! ¿Qué quieres?!

—Dime, ¿por qué llamas así a tu propia sangre? Duele cuando tu padre te llama de esa manera —llevó su mano al pecho dramáticamente pero con una sonrisa en los labios.

El hombre sabía que estaba siendo sarcástica, así que intentó ignorarla.

—¿Qué opinas, señor Hwang? Ella me dio esa granja de coca pero mi esposo no la quiere y yo tampoco puedo encargarme de ella. Aunque no me agradas ni un poco, a Brian sí y estoy haciendo esto por él.

—¿Por qué crees que me interesa eso, cuando estoy atrapado aquí? ¡Fuera de aquí! ¡Fuera!

—Está bien, me iré pero antes de irme, tengo que cumplir con mi piedad filial hacia ti como mi padre —comenzó a caminar hacia la puerta, pero al llegar, sostuvo la puerta y dijo:

— la granja de coca está en... no importa, dijiste que no estás interesado.