Rex levantó la barbilla de Celestine con sus dedos y la hizo mirar a sus ojos. —Estás cinco años mayor que yo, de acuerdo. Pero no eres más alto que yo. Eres el mejor amigo de mi hermano, de acuerdo, pero él quiere que me cases contigo. Me ves como un hermano menor, falso. Yo te veo como mi mujer y estoy seguro de que tú también me ves como un hombre, de lo contrario no te alejarías de mi pene.
—Tu—
—Permíteme terminar. —Se acercó a su oído y susurró—: Mi edad puede ser pequeña, pero mi pene no lo es. Puedo embarazarte en unos pocos segundos...
Celestine lo apartó. Se sentía avergonzada en este momento. Rex era un Casanova con una lengua dulce. Nunca había fallado en seducir a una mujer en la que ponía sus ojos. Aunque no las besaba, ni las tocaba, podía hacer que se mojaran y se estimularan mental y físicamente solo con sus palabras.
—Estás loco —trató de ocultar su vergüenza.
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